El grito mudo del arrebato
Se vacía el silencio en las cuencas de cristal verde-claro,
se detiene el viento con su caricia de azucenas,
y sobre estos labios ensangrentados por la podredumbre,
desvanece la palabra,
se convierte en la cueva oscura,
¡y ahora estoy!
¡y ahora muero!
¡y ahora bajo pétalos y tierra!
Me convierto en nada.
Claro como negro
Se bifurca el raciocinio,
se incrementa la ignominia
la acaricia del firmamento en la paraselene tierra.
No hay capricho sutil, ni exclamación afable,
se menciona un principio y un fin,
mientras menciono desastre.
Una dualidad increpada en sí misma,
el muérdago de la razón como costra,
la banalidad del sol y ego de la luna,
sin duda no hay nada tan claro como la muerte.
Comentários