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Sirio López Velasco

Compilación de escritos v.2. Sirio López Velasco

Escritos por Sirio López Velasco (lopesirio@hotmail.com)


Contenido


LENIN A PARTIR DE 1917 Y LA TEORÍA DE LA DEMOCRACIA: UNA MIRADA ECOMUNITARISTA

 

Hace poco se recordó el centésimo aniversario de la muerte de Lenin. Aquí, a modo de homenaje crítico, abordaremos en óptica crítica ecomunitarista y brevemente la concepción que de la Democracia se hizo Lenin a partir de 1917. Así aclaramos de entrada que nos referiremos aquí solo a lo que dijo y escribió Lenin acerca de la democracia, rescatando algunos pocos de sus pronunciamientos medulares sobre el tema, y no analizaremos la coherencia con la que aplicó o no dicho pensamiento en su práctica (y la de su Partido desde 1917 hasta la muerte de Lenin en 1924) tras la Revolución de octubre.

Para estas líneas recuperamos la selección de textos leninistas que hasta ahora habíamos publicado solo en un libro escrito en portugués (López Velasco 2017).

Y mostraremos que si al principio de la Revolución triunfante en octubre de 1917 Lenin tenía una visión muy democrática del nuevo orden soviético, por lo menos desde 1921 y hasta su muerte deja entrever otra visión, más estrecha-partidista, que preanuncia el estalinismo (a pesar de la crítica explícita de Stalin que Lenin estampó en su llamado Testamento político).

Por último, finalizaremos este trabajo reiterando algunas ideas fundamentales acerca de la democracia en perspectiva ecomunitarista.

El intento revolucionario de 1905 había visto nacer espontáneamente en Rusia a los soviets, que funcionaron como órganos de democracia directa de los trabajadores, que, reunidos en asambleas, elegían a sus delegados revocables. En febrero de 1917 muchos obreros, campesinos y soldados, reaccionando ante la masacre de la Primera Guerra Mundial (y la explotación, y el hambre), de la que eran las principales víctimas en Rusia, reorganizándose en soviets, derribaron a la monarquía en ocho días.

El 3 de abril Lenin llega desde Finlandia a Petrogrado y defiende la tesis de que la revolución en curso debe orientarse hacia el socialismo, bajo la dirección de la clase obrera (en alianza con los campesinos e incorporando a los soldados) e hizo suya la bandera que había aparecido en una manifestación con la consigna “Todo el poder a los Soviets”.

Al principio de setiembre el Comité Ejecutivo del Soviet tenía una débil mayoría favorable a Kerensky (97 votos) contra 86 votos que defendían la toma del poder por los soviets. Una semana después 229 de los delegados del soviet de Petrogrado votaron por un gobierno de trabajadores y campesinos, habiendo 115 votos contrarios y 51 abstenciones. Aquí vemos cómo la Revolución de octubre se preparó con el recurso democrático de votaciones de los delegados de los trabajadores, campesinos y soldados. Por idea de Lenin la insurrección del 24 y 25 de octubre de 1917, que depuso al gobierno provisorio y estableció el poder de los soviets, coincidió con la apertura del segundo Congreso de los Soviets de Rusia. (Kerensky abandonó Petrogrado en un vehículo proporcionado por la embajada norteamericana).

De inmediato en el diario “Rabotchi i Soldat, aquel Congreso publicó una “Declaración a los trabajadores, soldados y campesinos que resumía la significación de la nueva revolución: “El gobierno provisorio ha sido depuesto. La mayoría de sus miembros ha sido arrestada. El poder de los Soviets propondrá una paz inmediata y democrática a todos los pueblos y el armisticio inmediato en todos los frentes. También asegurará la entrega sin indemnización de las tierras de los terratenientes y de los monasterios a disposición de los comités campesinos. Y defenderá los derechos de los soldados procediendo a la democratización total del ejército. Establecerá el control obrero de la producción. Asegurará la convocación de la Asamblea Constituyente. Asegurará también a todas las naciones que pueblan Rusia el derecho de disponer de ellas mismas”.

En esa declaración están condensadas ideas fundamentales de la nueva democracia que pretende instalar la revolución de octubre. El control obrero sobre la producción (reivindicada por Marx) rompía el monopolio capitalista sobre los medios urbanos de producción, y la tiranía que aquellos ejercían a través de sus representantes (capataces, jefes de personal, etc.). Recuperaremos esa idea en nuestra propuesta de democracia ecomunitarista.

La entrega gratuita de las tierras a los comités de campesinos realiza una transferencia similar del poder en el medio rural, liquidando la dictadura de los terratenientes (y la nobleza y los latifundios pertenecientes a la Iglesia, que de ellos hacían parte). Por primera vez se da a los campesinos la gestión de sus vidas, por vía democrática. Incorporaremos esa idea en nuestra propuesta de democracia ecomunitarista.

El ímpetu democrático se lleva incluso hasta al interior de ese paradigma de la falta de democracia (por la disciplina vertical que no se puede cuestionar so pena de graves sanciones, incluso la pena de muerte) que es el ejército.  Habremos de pensar esa idea en los organismos militares que tengan que sobrevivir, por lo menos provisoriamente, en la marcha hacia el ecomunitarismo.

La reorganización del imperio ruso como una unión-federación de naciones instala la democracia como mecanismo de solidaridad horizontal entre pueblos, antes dominados verticalmente. En base a esa idea, aplicada hasta el respeto de la decisión soberana de separación, Finlandia logró pacíficamente su independencia (en gestión aprobada por Lenin), que mantiene desde entonces. Retendremos esas ideas en los contextos nacionales (en los Estados Plurinacionales) e internacionales en nuestra propuesta de democracia ecomunitarista.

Condición para la mejor realización de todas esas vivencias democráticas era la paz, defendida sin ambages contra una carnicera guerra inter-imperialista.

El análisis de la democracia revolucionaria rusa y luego soviética (la URSS fue creada en 1922 y Lenin muere en 1924), desde su inicio hasta su fin en 1991, merece por sí sólo una voluminosa obra. Ahora, como ya lo dijimos, en este trabajo nos contentaremos con recordar algunos textos capitales de Lenin acerca de la democracia soviética, y a comentarlos brevemente en óptica ecomunitarista. 

Vayamos pues al grano.

Lenin, en la sección “El desarrollo de la organización soviética” del texto “Las tareas inmediatas del poder soviético” (publicado en el nº 83 de  “Pravda” el 28 de abril de 1918) aclara de entrada que la democracia soviética (que dice es una forma superior de democracia que supera la deformación burguesa de la misma, que, en afirmación discutible, -dice- que los pobres jamás la hacen suya) es la de las masas trabajadoras y explotadas, excluyendo explícitamente a la burguesía; y en ella “desaparecen todas las formalidades y restricciones burocráticas en las elecciones: las propias masas determinan las normas y el plazo de las elecciones, gozando de plena libertad para revocar a los elegidos”. Así, dice, “se aborda por vez primera la tarea de que aprenda a gobernar y comience a gobernar realmente toda la población”, y más adelante machaca: “Nuestro objetivo es lograr que cada trabajador, después de ‘cumplir la tarea’ de ocho horas de trabajo productivo, desempeñe sin retribución las funciones estatales. El paso a este sistema es particularmente difícil, pero sólo en él está la garantía de que se consolide definitivamente el socialismo”, generando condiciones “que permitan el comienzo de la extinción del Estado”. Dándole importancia decisiva a los soviets, Lenin advierte que “Existe la tendencia pequeñoburguesa a convertir a los miembros de los Soviets en ‘parlamentarios’ o, de otro lado, en burócratas. Hay que luchar contra esto, haciendo participar prácticamente a todos los miembros de los Soviets en el gobierno del país”, aplaudiendo la fusión de estos con los Comisariados (que ejecutaban la gestión diaria de cada área). Reconociendo que se cometen y cometerán muchos errores en esa gigantesca transformación de la democracia, insiste: “La lucha contra la deformación burocrática de la organización soviética está garantizada por la solidez de los vínculos de los Soviets con el ‘pueblo’ -entendiendo por tal a los trabajadores y explotados- por la flexibilidad y elasticidad de esos vínculos”; y  agrega, después de volver a  criticar al parlamento burgués y la obsesión por la Asamblea Constituyente: “Es precisamente esta proximidad de los Soviets al ‘pueblo’ trabajador la que crea formas especiales de control desde abajo -derecho de revocación, etc.-, que deben ser desarrolladas ahora con un celo singular. Por ejemplo, los Consejos de Instrucción Pública, como conferencias periódicas de los electores soviéticos con sus delegados para discutir y controlar la labor de las autoridades soviéticas en este terreno, son dignos de la mayor simpatía y apoyo”, pues si las funciones ejecutivas son confiadas a personas singulares con gran poder, “...tanto más variadas habrán de ser las formas y los métodos de control desde abajo, a fin de paralizar toda sombra de posible deformación del Poder soviético, a fin de arrancar reiterada y constantemente la mala hierba burocrática” (en Lenin, 1969, pp. 446-449; también en  https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oe12/lenin-obrasescogidas08-12.pdf  en  las Obras Escogidas de Lenin en 12 tomos de Ed. Progreso de 1973  in https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oe12/index.htm).

En ese texto capital queremos destacar varios aspectos.

En primer lugar que la democracia soviética, definida como proletaria (Marx había defendido la dictadura del proletariado) reserva el derecho de voto sólo a los trabajadores, excluyendo explícitamente a la burguesía; Lenin dirá que prefiere esa franqueza (así como ocurría en la democracia de Atenas, agregamos nosotros, pues allí la vida democrática era explícitamente reservada solo a los  hombres libres/adultos atenienses), a la hipocresía de la dictadura burguesa que se disfraza por tras de la seudodemocracia liberal seudorrepresentativa.

En segundo lugar, que los propios electores son los designados para determinar las normas y plazos electorales. Ello va incluido en la tarea propuesta de que aprenda a gobernar y gobierne toda la población (no burguesa, agregamos nosotros), al modo ateniense (para quienes en Atenas eran ciudadanos), en el caso ruso después de cumplir sus ocho horas diarias de trabajo productivo (canonizando una duración de la jornada laboral diaria que debería dejar tiempo libre para la cosa pública general); y ello es considerado tan importante, que Lenin juzga que es “la garantía de que se consolide definitivamente el socialismo”. Creemos que la falla en la implementación del principio del gobierno de toda la población trabajadora fue el gran talón de Aquiles que quedó al descubierto como tarea no cumplida, y que determinará muchas décadas después la caída de la URSS.

En tercer lugar, esa participación ciudadana general apunta a la extinción del Estado (como lo quería Marx en el Comunismo) como objetivo de la organización soviética, ya que una vez llegados a la sociedad sin clases, no cabe mantener esa máquina de opresión de una clase sobre otra(s) que es el Estado.

En cuarto lugar, se diferencia a los Soviets (órganos de ejercicio de la democracia directa, o al menos participativa) de la función burguesa representativa de los Parlamentos y los parlamentarios, que son llamados explícitamente “burócratas”; como vimos al fin de este texto Lenin llama a “arrancar reiterada y constantemente la mala hierba burocrática”.

En quinto lugar   y en consonancia con los conceptos anteriores, destacamos que  si se reconoce la dirección (incluso dictatorial) de ciertas personas en ciertas actividades, lo que marca la urgencia de la tarea ciclópea de edificar el nuevo orden en condiciones totalmente adversas en lo interior y en el plano internacional, Lenin insiste en que a ello debe hacer contrapeso una variada gama de  “métodos de control desde abajo, a fin de paralizar toda sombra de posible deformación del Poder soviético...”; una vez más planteamos la hipótesis de que en la falta de la realización efectiva de esa directriz residió una carencia de una vivencia democrática fundamental, que acabó por llevar a la URSS a la tumba.

 

Dicho esto, hay que notar no obstante que en dos textos posteriores hay algunas inflexiones. Así Lenin hablará de concesiones hechas a los funcionarios del antiguo régimen y del valor de la formación de nuevos funcionarios soviéticos (ver el informe al IV Congreso de la Internacional Comunista el 13 de noviembre de 1922, e intitulado “Cinco años de la revolución rusa y perspectivas de la revolución mundial” , publicado el 15 de noviembre de 1922 en el núm. 258 de "Pravda",  T, 45, págs. 2780294, en las ya citadas Obras escogidas online en 12 volúmenes, vol. 12,  p. 140-146), en lo que pudo haber sido una semilla de la deformación ulterior del régimen estrictamente y verdaderamente “soviético” (porque anclado en los soviets) en manos y bajo la conducción y para beneficio de la “nomenklatura”. Simultáneamente Lenin, en el contexto del lanzamiento de la Nueva Política Económica (NEP, que siguió al “comunismo de guerra”) avalará en su informe al III Congreso de la Internacional Comunista, el 12 de julio de 1921 (in Obras escogidas, Ed. Progreso, 1969, p. 668, también in Tomo XII de Obras escogidas online) las concesiones hechas al capitalismo a través de favores económicos hechos al campesinado, que consistían en la autorización de vender para provecho propio los excedentes de su producción, y también en el arriendo de algunas minas, bosques, explotaciones de petróleo, etc., a capitalistas extranjeros; Lenin justifica tales medidas “para obtener... equipos industriales y máquinas suplementarias que nos permitan apresurar el restablecimiento de la gran industria soviética”, y  desde que la industria y los transportes quedasen bajo poder proletario, en un “capitalismo de Estado” así inaugurado.  [Hoy esa cuestión tiene una candente actualidad cuando se discute el caso de la actual China (donde creo que lo que queda de supuesto camino hacia el socialismo es sólo el nombre del Partido dirigente), que alcanza también al heroico Vietnam (y se prolonga en las actuales discusiones en Cuba sobre los Nuevos Lineamientos Económicos y sociales en fase de ejecución en la tercera década del siglo XXI).

Ahora bien, volviendo a los albores del régimen soviético, en diciembre de 1918 Lenin concibe otro texto capital para el tema central que aquí nos ocupa, intitulado  “Democracia y dictadura” (publicado el 3 de enero de 1919 en el núm. 2 de "Pravda", T. 37, págs. 388"393, in Obras escogidas online vol. IX 1918-1919). En este texto destacamos inicialmente su denuncia de la dictadura burguesa camuflada bajo el ropaje de la supuesta democracia liberal representativa; no obstante, también llama a que los asalariados usen esa democracia (considerada un enorme progreso en relación al feudalismo) para su lucha. Aquí hay que apuntar por lo menos dos cuestiones polémicas fundamentales.

 

La una es una posible visión lineal-progresista (incluso fatalista) de la Historia, hoy superada porque la realidad nos ha mostrado que todo retroceso es posible, y que son los seres humanos quienes con sus acciones y omisiones hacen y rehacen el imprevisible curso histórico (incluso para ponerle fin, por ejemplo, con una guerra nuclear generalizada, o un holocausto ecológico general); la otra es la delicadísima cuestión de hasta dónde y cuándo la lucha para superar al capitalismo puede y debe ceñirse a los límites que le traza la seudodemocracia burguesa; en la solución de  esa intríngulis han fracasado grandes Partidos legales supuestamente socialistas/comunistas, y han triunfado iniciativas aparentemente suicidas (como lo muestra el ejemplo cubano), logrando hacer revoluciones que fueron locomotoras de la Historia.

 

Y en segundo lugar ese texto reafirma la pertinencia y función de la dictadura (democrática) del proletariado, incluso para hacer real para las grandes mayorías, libertades tan caras como lo son la de reunión y la de prensa. Los días de hoy confirman la aplastante hegemonía de la gran prensa capitalista, cuando de supuesta libertad de prensa se trata. 

También destacamos en este texto la reafirmación del modelo de democracia pretendida, cuando se cita el ejemplo de la Comuna de París de 1871, y se reafirma al “Estado del tipo de los Soviets”, para que la humanidad se vea libre “del yugo del capital y de las guerras”; así se dará la “sustitución del Estado burgués por el Estado proletario, sustitución que es el único camino hacia la extinción absoluta del Estado”. (Por nuestra parte reivindicamos en perspectiva ecomunitarista, y, por tanto, intercultural, el Estado Plurinacional que se intenta construir en Bolivia desde 2006).  

Y Lenin advierte (ante detractores de la democracia soviética oriundos de los países mencionados) que “en Alemania y en Austria esa resistencia aún no se ha desplegado abiertamente, porque no ha empezado todavía la expropiación de los expropiadores; esa resistencia será desesperada, rabiosa, cuando empiece dicha expropiación”. Tal afirmación es confirmada por toda la experiencia histórica ulterior, incluso en los países que han enarbolado la bandera del “socialismo del siglo XXI” y que admiten la propiedad privada de grandes y medianos medios de producción (en manos “nacionales” o extranjeras), y a ella deben estar muy atentos tod@s l@s luchadoras-es por el socialismo (ecomunitarista);  recuérdense, por ejemplo, los Golpes en Chile en 1973, en Venezuela en 2002 y en Bolivia en 2019.

 

Ahora, poco después del texto anterior, y volviendo a  los fundamentos de la nueva democracia, que ya hemos reseñado previamente,  Lenin  pronuncia el discurso intitulado “¿Qué es el Poder soviético?”  [grabado en disco fonográfico a fines de marzo de 1919 y publicado en “Pravda” nº 18, recién el  21 de enero de 1928, T. 38, págs. 238-239, in Obras escogidas, vol. IX (1918-1919),  en https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oe12/lenin-obrasescogidas09-12.pdf), que, por reafirmar conceptos decisivos y ser breve, transcribimos integralmente aquí;  allí dice Lenin: “¿Qué es el Poder soviético? ¿En qué consiste la esencia de este nuevo poder, que no quieren o no pueden comprender aún en la mayoría de los países? Su esencia, que atrae cada día más a los obreros de todas las naciones, consiste en que el Estado era gobernado antes, de uno u otro modo, por los ricos o los capitalistas, mientras que ahora lo gobiernan por primera vez (y, además, en masa) precisamente las clases que estaban oprimidas por el capitalismo. Mientras exista la dominación del capital, mientras la tierra siga siendo propiedad privada, el Estado lo gobernará siempre, incluso en la república más democrática y más libre, una pequeña minoría, integrada en sus nueve décimas partes por capitalistas o ricos. Por primera vez en el mundo, el poder del Estado ha sido organizado en Rusia de manera que únicamente los obreros y los campesinos trabajadores, excluidos los explotadores, constituyen los Soviets, organizaciones de masas a las que se transfiere todo el poder público. Esa es la causa de que, por más que calumnien a Rusia los representantes de la burguesía de todos los países, la palabra ‘Soviet’ no sólo se ha hecho comprensible en todo el mundo, sino popular, entrañable para los obreros, para todos los trabajadores. Y precisamente por eso, el Poder soviético, cualesquiera que sean las persecuciones de que se haga objeto a los partidarios del comunismo en los distintos países, triunfará en todo el mundo de modo ineludible o indefectible en un futuro próximo. Sabemos muy bien que tenemos todavía muchos defectos en la organización del Poder soviético. Este poder no es un talismán prodigioso. No cura de golpe las lacras del pasado, el analfabetismo, la incultura, la herencia de la brutal guerra, la herencia del capitalismo rapaz. En cambio, permite pasar al socialismo. Ofrece a los oprimidos de ayer la posibilidad de elevarse y de tomar cada vez más en sus manos toda la gobernación del Estado, toda la administración de la economía, toda la dirección de la producción. El Poder soviético es el camino al socialismo, hallado por las masas trabajadoras y, por eso, un camino acertado e invencible”.

 

Por nuestra parte, señalamos nuevamente (a la par de las características ya antes reseñadas de la nueva democracia) el equívoco que hay en ese discurso al manifestar una concepción lineal-progresiva-fatalista de la Historia, cuando se dice que el Poder soviético “triunfará en todo el mundo de modo ineludible o indefectible en  un futuro próximo”, para proclamar de inmediato la invencibilidad del socialismo; y ello a pesar de que se reconoce con toda franqueza todas las debilidades y errores cometidos, y lo titánica que es la tarea de superar el capitalismo y su seudodemocracia. Los hechos ocurridos desde entonces confirman la gravedad del primer equívoco, y la dimensión y dificultad colosal de la tarea apuntada (al punto de que el socialismo continúa siendo buscado, sin haber sido conquistado aun, y sin que nadie, como lo admitiera Fidel Castro tras la caída de la URRSS, pueda ufanarse de tener la receta para construirlo).

Dicho todo lo anterior, destacamos ahora que, como lo dijimos al principio de estas líneas, por lo menos desde 1921 y hasta su muerte en 1924 Lenin deja entrever una reducción estrecha-partidista de su visión de la democracia en la URSS. Así, en el X Congreso del Partido Comunista realizado en 1921 parece reducir la dictadura del proletariado a la dictadura del Partido dirigente de la revolución (en el caso ruso, el bolchevique, luego Comunista) cuando dice: “El marxismo enseña que el partido político de la clase obrera, esto es, el Partido Comunista, es el único capaz de agrupar, educar y organizar a la vanguardia del proletariado y de todas las masas trabajadoras; que es el único capaz (…) de dirigir todas las actividades unificadas del conjunto del proletariado, es decir, de dirigirlo políticamente y, por medio de él, de guiar a todas las masas trabajadoras. De lo contrario, la dictadura del proletariado es imposible”. Y se puede a su vez entender que la dictadura del Partido dirigente se resume a la dictadura de su dirección central cuando en ese mismo Congreso (ver el punto 7 de la Resolución del mismo en https://pcb.org.br/portal2/30714) Lenin aprueba las tesis de que quedan prohibidas las fracciones dentro del Partido y de que con dos tercios de sus votos el Comité Central tiene la potestad de expulsar a cualquier miembro del Partido (incluyendo a cualquier miembro del propio Comité Central).

Esa visión más estrecha-partidista se confirmará en uno de los últimos textos atribuidos a Lenin, o sea el texto dictado entre el 23 de diciembre de 1922 y el 2 de marzo de 1923,  intitulado “Carta al Congreso” (se trataba del XIII Congreso del Partido). Allí Lenin, muy enfermo, elabora una especie de Testamento político en el que se ocupa únicamente del Partido, para destacar que el mayor peligro para el socialismo en la URSS viene de una posible escisión (en especial por la disputa entre Stalin y Trotski), y recomienda ampliar considerablemente el número de integrantes de su Comité Central. Por fin remacha con el siguiente agregado (Adición a la carta del 24 de diciembre de 1922): “Stalin es demasiado brusco, y este defecto, plenamente tolerable en nuestro medio y en las relaciones entre nosotros, los comunistas, se hace intolerable en el cargo de secretario general. Por eso propongo a los camaradas que piensen la forma de pasar a Stalin a otro puesto y de nombrar para este cargo a otro hombre que se diferencie del camarada Stalin en todos los demás aspectos sólo por una ventaja, a saber: que sea más tolerante, más leal, más correcto y más atento con los camaradas, menos caprichoso, etc. Esta circunstancia puede parecer una pequeñez insignificante. Pero creo que, desde el punto de vista de prevenir la escisión y de lo que he escrito antes de las relaciones entre Stalin y Trotski, no es una pequeñez o se trata de una pequeñez que puede adquirir importancia decisiva” (Lenin, taquigrafiado por L. F., 4 de enero de 1923, en Obras escogidas online, vol. 12  p. 154).

En este texto vemos como el futuro de la URSS y del proyecto soviético se depositan enteramente en lo que pueda ocurrir en el seno del Partido (en especial a través de una posible escisión en sus filas por las diferencias existentes entre dos hombres), sin que, notémoslo, no se diga ni una sola palabra acerca de los Soviets, ni de la participación-gestión-control de toda la población, que en los discursos y textos de Lenin del inicio del régimen soviético eran indicados insistentemente como las verdaderas novedades y piezas clave de la nueva democracia y del socialismo. Ahora bien, sabemos qué ocurrió con la democracia soviética, incluso dentro del propio PCUS, cuando Stalin tomó las riendas del Partido y del país.

El Che dijo: “...el tremendo crimen de Stalin: el haber despreciado la educación comunista e instituido el culto irrestricto a la autoridad” (Guevara, 2006, p. 195).

Por nuestra parte creemos que uno de los grandes errores que marcaron el destino de la democracia en la Rusia revolucionaria y en la URSS que la sucedió, fue el hecho de que el centro del poder decisorio pasara de los soviets (en aplicación de la consigna “Todo el poder a los soviets”), al Partido dirigente (Bolchevique, luego PCUS), para concentrarse de inmediato en el Secretario General de dicho Partido (en especial tras la asunción de ese cargo por Stalin); en perspectiva ecomunitarista, privilegiando las formas de democracia directa, trataremos de rescatar el contenido conceptual fundamental que encerraba para la democracia socialista aquella consigna de “Todo el poder a los soviets”.

Para terminar estas líneas, recordemos telegráficamente y como eco o complemento o distanciamiento de las ideas de Lenin en los textos antes citados, algunas de las principales características de la Democracia pensada-propuesta en perspectiva ecomunitarista.

En el plano de la economía ecológica y sin patrones, que caracteriza al Ecomunitarismo (tanto en las áreas urbanas como en el campo), la democracia es vivida cotidianamente mediante la participación de cada persona en la elaboración/evaluación/corrección y gozo de los resultados del Plan de producción-distribución-consumo, que hace posible la realización del principio que reza “de cada un@ según sus capacidades y a cada un@ según sus necesidades, respetando los equilibrios ecológicos y la interculturalidad”.

En el plano político concebimos tal Democracia como una  “política de tod@s” apoyada lo más posible en la democracia directa (en especial mediante asambleas, plebiscitos y referendos, hoy muy facilitados por medio de la internet); las comunidades originarias de Abya Yala tienen una milenaria experiencia en materia de algunos de esos espacios de democracia directa, como lo son los asamblearios, donde, por ejemplo, en la tradición aymara, se busca la decisión unánime discutiendo todo el tiempo que sea necesario, para que el grupo no se divida mediante el voto en mayoría y minoría.

Ahora bien, como es imposible que tod@s discutan todo en todo momento, habrá que admitir instancias de democracia representativa y participativa. En los espacios de democracia representativa los mandatos deben ser restringidos a un máximo de dos, y deben ser ejercidos de manera rotativa, para que el mayor número de personas pase por el ejercicio de esas funciones. Los electos también serán revocables por los electores a cualquier momento de su mandato. A su vez, los espacios de democracia participativa incluyen las diversas instancias en las que l@s ciudadan@s pueden acceder a la información y preguntar/cuestionar las directrices en vigor o que pretenden ser implantadas (aunque en ese caso siempre podrá haber una instancia plebiscitaria que las apruebe o no), como lo son las audiencias públicas y los Portales de organismos públicos, entre otras.

Esa política incluye el mutuo aprendizaje y la cooperación mutuamente solidaria entre los pueblos y culturas de Abya Yala y del mundo, creando a nivel estatal, mientras subsistan los Estados, Estados Plurinacionales regidos por procesos constituyentes con amplia participación popular (como el ocurrido en Bolivia en 2006)  y por la vivencia cotidiana de la interculturalidad solidaria y ecológica; y a nivel planetario creando la Organización de los Pueblos Unidos para la práctica permanente y a escala mundial de la entreayuda solidaria de los pueblos, eliminando el dominio o primacía de cualquier pueblo sobre otro.

En el plano militar y mientras sean necesarias las estructuras armadas, se formarán Milicias Populares de integración rotativa y que combinen las instancias democráticas con la disciplina imprescindible, para sustituir a los actuales cuerpos militares y policiales estatales y privados.

Para hacer posible y perpetuar la economía ecológica y sin patrones y la democracia a nivel político son imprescindibles sendas revoluciones en el plano educativo y en el plano comunicacional.

Nos referimos, en primer lugar, a la implementación de una educación ambiental ecomunitarista socialmente generalizada (tanto en la educación formal como en la no formal, donde mucho hay que aprender de los pueblos de Abya Yala, por ejemplo, en su amor-respeto cotidiano hacia la Pachamama y los ancianos, y en su manejo de las hierbas medicinales). De esa educación hacen parte una educación sexual libertaria (que promueve el libre placer compartido de manera consensual, y combate el machismo y la homofobia, y también incluye la renuncia voluntaria a la sexualidad, como la practicó Gandhi), y una educación física formativa y cooperativa (que deja atrás al deporte competitivo y crematístico, predominante en el capitalismo).

En la educación formal se deben desarrollar espacios de discusión democrática de las problemáticas y directrices en las instituciones educativas, y también proceder a la elección de los dirigentes por parte de la comunidad educativa (como ocurre ya en varios países en los que docentes, alumn@s, egresados y/o funcionarios eligen al Rector de cada Universidad y a los Directores de Facultad, que desempeñan sus cargos por un período preestipulado, al cabo del cual se procede a una nueva elección); y para mejor control de la comunidad (a la que siempre debe servir cada Universidad) cabe que la institución oiga a esa comunidad e incorpore en su gestión a miembros  de la comunidad extraescolar (como ocurre ya hoy en las educaciones primaria y secundaria cuando las madres y padres o encargad@s de l@s alumn@s participan, además de la comunidad educativa, en la elección de los Directores de las Escuelas).

A su vez, la institución educativa que funciona democráticamente puede y debe servir de polo de irradiación hacia su comunidad circundante, ayudando a crear en la misma, o reforzando en la misma los espacios de democracia ciudadana, como sucede cuando una institución educativa apoya la creación y acción de una asociación de vecinos.   

Y en el área comunicacional habrá de instaurarse una comunicación horizontal y  simétrica que pone en manos de las comunidades (también de las indígenas) los actuales monopolios u oligopolios mediáticos (de prensa escrita, radios, TVs, y/o en redes vía internet). Esa reorganización democrática permite que a partir de cada comunidad urbana barrial y de cada localidad rural, el conjunto de l@s ciudadan@s participe de la elaboración y puesta en práctica de la agenda informativa, cultural (en el sentido más amplio del término, que incluye las acciones de educación no formal y a las artes) y deportiva, difundida a través de las radios y TVs comunitarias, por ejemplo, y de las redes vía internet; y cada una de esas comunidades también debe poder vehicular sus acciones comunicativas, aunque sea periódicamente (y de forma rotativa), en los medios de comunicación de alcance regional, nacional, continental y planetario (ver López Velasco 2013).

En la Rusia soviética los Partidos (menos el bolchevique, ya llamado Comunista) fueron prohibidos en 1921. Y vimos que por lo menos de ese mismo año (que es el del X Congreso del Partido Comunista) data el estrechamiento de la visión que tuvo Lenin de la democracia revolucionaria.

En lo que tiene que ver con el pluralismo de ideas y organizaciones en filas populares el Ecomunitarismo pregona una amplia participación de todas las fuerzas que empujan hacia el poscapitalismo y se oponen a la perpetuación o vuelta del capitalismo (y de la economía con patrones y no ecológica, del racismo, el machismo, la educación “bancaria” y la manipulación mediática en una in-comunicación vertical y asimétrica,  que le son connaturales). Así la propuesta ecomunitarista incentiva la acción codo a codo, y mutuamente crítica, para el enriquecimiento de tod@s y el beneficio de la Humanidad y del planeta, de creyentes y no creyentes (pues la discusión acerca de la alienación religiosa habrá de irse procesando pacífica y pacientemente en filas populares a muy largo plazo), de las comunidades indígenas, los colectivos ambientalistas, anti-racistas, feministas, sindicalistas, verdaderos cooperativistas, las asociaciones vecinales, y los miembros de todas las organizaciones sociales y políticas con intención poscapitalista existentes o que vengan a existir (sean ellas de inspiración anarquista, socialista, comunista, etc.); el futuro dirá cuándo en el avance hacia el Ecomunitarismo los Partidos políticos en su formato actual habrán de extinguirse (antes de, o junto al Estado).  

Bibliografía

Guevara, Ernesto (2006). Apuntes críticos a la Economía Política. La Habana: Editorial de    Ciencias Sociales/Centro de Estudios Che Guevara/Ocean Press.

Lenin, Vladimir I. Obras escogidas, Ed. Progreso, Moscú, 1969

--- Obras escogidas en 12 vol., Ed. Progreso, Moscú, 1973, en    https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oe12/index.htm   

 

--- , La TV para el socialismo del siglo XXI: ideas ecomunitaristas, Ed. 13, Quito, 2013.

--- Contribuição à Teoria da Democracia – Uma perspectiva ecomunitarista (2017), Ed. Fi, Porto Alegre, Brasil, disponible gratuitamente en https://www.editorafi.org/196sirio

José A. de la Fuente y Ricardo Salas (Orgs., 2021), Introducción al Ecomunitarismo y a la Educación Ambiental - Una lectura chilena de la obra de Sirio López Velasco, Ed. Ariadna, disponible gratuitamente en http://ariadnaediciones.cl/ https://doi.org/10.26448/ae9789566095330.16

 

Sirio López Velasco (2023, Org. Claudinei A. de Freitas da Silva), Filosofía ecomunitarista aplicada, Ed. Fi, disponible gratuitamente en https://www.editorafi.org/ebook/a042-filosofia-ecomunitarista-aplicada      


 

DIOS: UN ENTE IMAGINARIO – UNA CRÍTICA ECOMUNITARISTA

 

El 2/2/24 se dieron a conocer nuevos datos del Censo oficial brasileño de 2022 (realizado por el Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística,  IBGE). Uno de ellos daba cuenta de que en el país el número de templos religiosos (de todas las religiones) superaba a la suma de los establecimientos educativos y de los dedicados a la salud. Los templos religiosos sumaban 580 mil, lo establecimientos educativos (desde escuelas a Universidades) algo más de 264 mil, y los establecimientos dedicados a la salud algo más de 247 mil. La región Norte (una de las más pobres y con menor índice de escolarización de Brasil) presentaba el mayor porcentaje de templos religiosos en relación a la población: 459 por cada 100 mil habitantes. De ese número brota una correlación: a mayor pobreza (material e instruccional), mayor cantidad de templos religiosos.

Un día antes (el 1/2/24) recibí de un colega creyente y amigo de casi medio siglo un artículo que abordaba la relación entre la ética, la razón y Dios. Su punto de partida era un texto de Unamuno que incluía la siguiente expresión: “… mi religión es luchar con Dios desde el romper del alba hasta el caer de la noche, como dicen que con Él luchó Jacob” [en Miguel de Unamuno, Mi religión y otros ensayos breves (1910), Madrid, Espasa Calpe, 1964 (4ª edición), p. 10-13; indicación bibliográfica de mi amigo].

Notemos de entrada que equivalente a esa expresión es la siguiente: “…mi religión es luchar con el Dragón desde el romper del alba hasta el caer de la noche, como dicen que con Él luchó San Jorge”.

Pero en este caso, aun quien admita que efectivamente Jorge de Capadocia vivió en el siglo III y IV, reconocerá en los días que corren que el Dragón es un ente imaginario (al que se le pueden dar muy diversos sentidos morales negativos, como pueden ser la avaricia, la vanidad, etc.).

Mas, ¿qué sucede con “Dios” y el “Él” manejados por Unamuno?

En primer lugar hacemos notar que Unamuno presupone lo que tendría que ser demostrado, a saber, que existe como ente real, independientemente del lenguaje y la imaginación humana un “ente” o “persona” llamad@ “Dios” (al que o a la que después alguien podrá referirse como “Él”, con mayúscula).

Nótese que esa prueba cabe a quien crea en su existencia, y no se puede exigir a quien no crea en él la prueba de su no existencia. (Así como se exigiría a quienes crean en los Dragones que demuestren su existencia, y no cabe exigirles pruebas de su no existencia a quienes no crean en ellos).  

Ahora bien, sabemos que muchos entes imaginarios fueron tenidos por reales durante muchos siglos. Así ocurrió, por ejemplo, con las sirenas, que figuran en las creencias y ciertos discursos humanos desde por lo menos Homero hasta el siglo XIX (y aún hoy hay gente que cree en su existencia, como mezcla de pez y mujer, sin haber podido nunca demostrarla).

Consideremos ahora la expresión “Dios es omnipotente”, aparentemente comparable con “Carlos III de Inglaterra es poderoso”. Pero decimos “aparentemente” porque hay una gran diferencia.

Desde Russell sabemos tratar la “existencia” como un cuantificador existencial. Así el filósofo británico consideró falsa la sentencia “El actual rey de Francia es calvo”, analizándola como la conjunción que dice “Existe por lo menos un x tal que x es actual rey de Francia y x es calvo”. Sucede que no existe ningún x tal que x sea actualmente rey de Francia. Y como para que cualquier conjunción (representada en lenguaje ordinario por “y”) sea falsa, basta que por lo menos una de las sentencias que la forma sea falsa, al ser falsa la sentencia que dice “Existe por lo menos un x tal que x es actual rey de Francia”, resulta falsa la conjunción que reza “Existe por lo menos un x tal que x es actualmente rey de Francia y x es calvo”, que es la estructura lógica de la sentencia “El actual rey de Francia es calvo”, que debe entonces ser tenida por falsa.      

En el caso de “Dios es omnipotente”, repetimos, cabría a Unamuno (y a todo creyente, en especial cristiano, como Unamuno, creyente en un Dios único y creador del Universo) demostrar que existe ese “ente/persona real independiente del lenguaje y la imaginación humana”, antes mismo de empezar la discusión acerca de su supuesta omnipotencia. Antes de tal demostración no hay espacio para la discusión acerca de la verdad o falsedad de la sentencia “Dios es omnipotente”.

Distinto es el caso de la sentencia “Carlos III de Inglaterra es poderoso”, pues existe en efecto una persona que es Carlos III de Inglaterra; o sea, es verdadera la sentencia “Existe por lo menos un x tal que x es Carlos III de Inglaterra”. Lo que queda librado a la discusión es determinar si tal persona es poderosa o no; si se admite que lo es, la sentencia “Carlos III de Inglaterra es poderoso” será verdadera; y si no lo es, tal sentencia será falsa.

Claro que hay que diferenciar la existencia en el mundo real-cotidiano de la “existencia” imaginaria en el universo poético-literario, salido de la imaginación humana. Así, por ejemplo, se entenderá que un poeta, escritor, crítico, profesor, alumno… se refiera a las sirenas al hablar de la Odisea, o a “Don Quijote” (incluso cuando algún alumno eventualmente no sepa que este último fue/es una criatura salida de la imaginación de Cervantes, y el profesor tenga que aclararle esa cuestión). Ahora bien, si una de esas personas dijera hablando seriamente a un interlocutor “Ayer estuve tomando unas cervezas con Don Quijote”, seguramente que éste le aconsejaría visitar a un psicólogo, por confundir entes imaginarios con entes reales del universo cotidiano.

Hasta prueba de la existencia de un ente/persona real independiente de la imaginación y del lenguaje humano llamad@ “Dios”, cabría la misma recomendación a quien, como Unamuno, crea luchar con tal criatura “desde el romper del alba hasta el caer de la noche”, a la manera en que el Quijote creía luchar contra gigantes cuando en realidad se enfrentaba a molinos de viento.  

Resulta pertinente registrar el hecho de que los cristianos (como Kant y Unamuno) reconocen (e incluso denuncian) que los dioses paganos (llámense Zeus, Júpiter, Quetzalcóatl, Huiracocha o Tunupa) son entes imaginarios. Pero creen y afirman, sin dar prueba alguna indiscutible de su existencia, que “su” Dios es real y el único existente/verdadero.

Kant, por su parte, para intentar salvar su creencia cristiana, apostó (el verbo nunca fue mejor usado) a la existencia de Dios  a partir de la Moral. Y lo puso como un postulado de la Razón Práctica (junto con la inmortalidad del alma y la libertad), para que pueda realizarse con la existencia de un dador de Justicia –dijo Kant-, la premiación de los justos y el castigo de los injustos en la vida del más allá, ya que en esta vida cotidiana suele suceder que los primeros sean infelices mientras que los injustos gozan de felicidad (Kant, 1788).

Sobre esa propuesta kantiana hacemos notar, en primer lugar, que en perspectiva ecomunitarista esperamos y apostamos (en especial para los pobres de hoy, que son por lo menos casi la mitad de la Humanidad) en una vida digna ANTES de la muerte. La pregunta que nos motiva es “¿hay vida antes de la muerte?”; solo después de solucionar prácticamente esa pregunta, cobraría sentido la pregunta “¿hay vida después de la muerte?”.

En segundo lugar, que con su propuesta Kant reitera en el capitalismo la vieja engañifa feudal del cristianismo, que a los explotados y humillados, en vez de dirigirles un mensaje de transformación social, los amansaba/amansa prometiéndoles que en el “más allá” serían/serán compensados por sus sufrimientos en este mundo (el “valle de lágrimas”). Y con tal promesa les garantiza a los explotadores y humilladores la perpetuación de su posición social privilegiada/dominante.

Es de suponer que en Brasil los millones y millones de pobres (también los de la región Norte) sobre los que operó tal prédica cristiana desde la Conquista, se dejaron llevar por la promesa kantiana.

Pero ahora en las últimas décadas, en Brasil (también en su región Norte) y Nuestramértica gana cada vez más espacio una novedad cristiana: la llamada “teología de la prosperidad” (practicada en especial por varias iglesias evangélicas). Tal prédica: a) también asume acríticamente el capitalismo como entorno de vida “natural” y permanente, b) inculca la idea de que cualquier mejoría o empeoramiento en el nivel de vida económico del creyente (por ejemplo en la región Norte del Brasil)  no se debe a la presencia o ausencia de ninguna política social gubernamental, sino exclusivamente a un favor directo de Dios hacia el creyente individual, y, c) que ese favor es conquistado a través de la constancia y cantidad del Diezmo que el creyente pague a su pastor-iglesia (por lo que el uno se revela como un negociante, y la otra como un verdadero negocio-empresa que puede ampliar sus ganancias obteniendo exenciones fiscales, comprando tierras y/u otras empresas y medios de comunicación, y poniendo representantes suyos en los poderes ejecutivo, legislativo y judicial). 

En un trabajo reciente (López Velasco 2024b) hemos recuperado las tesis fundamentales de Feuerbach (1841 y 1845) acerca de la religión, cuando aclaró que el Dios cristiano es la alienación de las cualidades humanas positivas magnificadas (amor, conocimiento, voluntad) en un supuesto ente (Dios que es Amor y es omnisciente y omnipotente) que no existe independientemente de esa proyección. De donde resulta que no es Dios quien crea al ser humano, sino que es el ser humano quien crea a Dios (a su imagen y semejanza). En las religiones politeístas los seres humanos alienan en sus dioses cualidades y defectos humanos (así, diferentes o a veces el mismo dios en diferentes momentos, aman y/u odian, protegen y/o hieren, son comprensivos o tienen ataques de celos, etc.).

 

Y en otro texto reciente denuncié la masacre cultural causada por el cristianocentrismo en Brasil (López Velasco 2024a).  

Tanto contra la resignación ante la explotación y la humillación en la vida actual, a la espera de una imaginaria “vida del más allá”, como contra la  “teología de la prosperidad”, levantamos la prédica ecomunitarista (ver López Velasco 2009, 2023, y José A. de la Fuente y Ricardo Salas orgs., 2021).

Y contra el subterfugio deísta kantiano anclado en la Moral, hemos re-fundamentado la Ética sin apelar a ninguna intuición religiosa, redefiniendo las normas éticas como Cuasi-Razonamientos Causales y deduciendo sus tres normas fundamentales de la gramática profunda de la pregunta que la instaura, a saber, “¿Qué debo hacer?” (ver López Velasco 2009).  

   

Dicho todo lo anterior, como lo dije al fin de otro trabajo reciente (López Velasco 2024c) reitero mi adhesión a la lucha conjunta de creyentes y no creyentes para superar el capitalismo en perspectiva ecomunitarista, y reafirmo mi convicción de que al tiempo en el que se van superando las alienaciones profanas vigentes en el capitalismo, la discusión sobre la alienación religiosa debe procesarse paciente y pacíficamente en la Humanidad a lo largo de varios siglos futuros (si el capitalismo no acaba antes con la Humanidad).

Bibliografía

Ludwig Feuerbach, La esencia del cristianismo (1841), Ed. Omegalfa, España, 2028; gratis en file:///C:/Users/Intel/Downloads/la-esencia-del-cristianismo-1.pdf

Ludwig Feuerbach, La esencia de la religión (1845), Ed. Páginas de Espuma, Madrid, 2005; gratis  en https://proletarios.org/books/Feuerbach-La_Esencia_De_La_Religion.pdf

Immanuel Kant, (1788). Crítica de la razón práctica, Ed. La página/Losada, B. Aires, 2003; gratis en http://www.manuelosses.cl/VU/kant%20Immanuel_Critica%20de%20la%20razon%20practica.pdf.

José A. de la Fuente y Ricardo Salas (Orgs., 2021), Introducción al Ecomunitarismo y a la Educación Ambiental - Una lectura chilena de la obra de Sirio López Velasco, Ed. Ariadna, disponible gratuitamente en http://ariadnaediciones.cl/ https://doi.org/10.26448/ae9789566095330.16

 

 

Sirio López Velasco (2023, Org. Claudinei A. de Freitas da Silva), Filosofía ecomunitarista aplicada, Ed. Fi, disponible gratuitamente en https://www.editorafi.org/ebook/a042-filosofia-ecomunitarista-aplicada      

Sirio López Velasco (2024a), “Cristianocentrismo y autonegación Xavante: una crítica desde el Ecomunitarismo”, en https://www.aporrea.org/internacionales/a327833.html

 

Sirio López Velasco (2024b),“Primeras hipótesis ecomunitaristas sobre la alienación en las religiones indígenas de Abya Yala”,  en https://www.aporrea.org/internacionales/a327907.html

 

Sirio López Velasco (2024c), “Lenin a partir de 1917 y la teoría de la democracia: una mirada ecomunitarista”, en


 

ECOMUNITARISMO Y TECNOLOGÍA: ALGUNAS DIRECTRICES

 

 

En estas brevísimas líneas nos limitaremos a definir algunas directrices tecnológicas fundamentales en perspectiva ecomunitarista. Cabe a l@s especialistas detallarlas en sus respectivos dominios.

Aquí concebimos la tecnología como el conjunto de técnicas aplicadas en cualquier modo de vida humano a partir del conocimiento adquirido en el mismo. Y al pensar las técnicas hay que recordar que en la Grecia clásica la “techné” cubría, tanto el arte de hacer del artesano, como la actividad del filósofo-pensador, forjador de conocimientos.

Tecnología y Madre Tierra: contra la arrogancia tecnológica

En 1912 los fabricantes del “Titanic” declararon que aquel inmenso barco era insumergible. En su viaje inaugural, más que chocar, simplemente rozó con un iceberg, y… se hundió en menos de tres horas.

Japón es una tierra donde son frecuentes los terremotos y no son infrecuentes los tsunamis. No obstante, una central nuclear fue construida muy cerca de la orilla marítima en Fukushima.  En marzo de 2011 hubo un terremoto a 72 kilómetros de la costa y las aguas del tsunami que lo siguió invadieron la central. La combinación de ambos fenómenos naturales provocó el derretimiento de tres de sus seis reactores, la destrucción de algunos de sus edificios y el consiguiente escape de una gran cantidad de radiación. La Deutsche Welle dijo en 2021 que unas 18 mil muertes podrían estar vinculadas al accidente y que hubo 160 mil personas evacuadas en la región; las tierras circundantes recibieron una contaminación tal que el gobierno prohibió el consumo de alimentos allí producidos.

El 6 de febrero de 2024 Sebastián Piñera, que había sido dos veces presidente de Chile, murió en el helicóptero que piloteaba al caer al Lago Ranco, en tierras que fueron mapuches en el sur chileno. Había decidido levantar vuelo a pesar de que una pertinaz llovizna azotaba la región. Dos días después un amigo que se informó con las tres personas que acompañaban a Piñera y sobrevivieron al accidente declaró a la prensa que a tan solo cien metros de su lugar de partida la carlinga del aparato quedó totalmente empañada, dejando a Piñera sin ninguna visibilidad; de inmediato –agrega el declarante- quizá por una mala maniobra, el helicóptero cayó al lago de costado, del lado ocupado por el piloto. La autopsia determinó que Piñera (cuyo cuerpo fue rescatado a unos 18 metros de profundidad por un buzo) murió asfixiado por sumersión, o sea, ahogado. 

¿Qué tienen de común esos tres hechos? La arrogancia tecnológica capitalista.

En el capitalismo se considera a la Naturaleza (humana y no humana) como un simple “recurso” sobre el que se tiene dominio, para ser utilizado y si fuera el caso descartado-desperdiciado (en el caso de la fuerza de trabajo humana se habla de “recursos humanos”). No se la concibe como la Madre Tierra a la que los humanos deben la vida y la sobrevivencia, Pachamama de la que hacen parte y a la que deben amar y respetar, como lo sienten-piensan-viven los pueblos originarios de Abya Yala.

Se da la circunstancia de que en los tres casos citados el agua es protagonista principal.

En la arrogancia capitalista, el capitalista (los constructores del “Titanic” y de la central de Fukushima, y Piñera, empresario multimillonario, con fortuna construida por cierto de forma no siempre alejada del fraude) se considera dominador y superior a la fuerzas de la Naturaleza, en este caso, del agua. Y a veces paga esa arrogancia con su vida.

Muy distinta es la postura de las culturas originarias milenarias. Si en ellas la lluvia y el agua son deseadas y agradecidas como un don de la Madre Tierra que hace posible la vida (para los mapuches el agua es la “savia de la Madre Tierra”), y por ende la vida humana, al mismo tiempo se respeta su fuerza, reconociendo la fragilidad del ser humano ante la misma. Así, desde siempre, en las culturas de base agrícola, entre ellas las originarias de Abya Yala,  el tiempo de lluvia es tiempo de quedarse en casa, reforzando los lazos familiares y grupales mediante la transmisión de saberes de una generación a otra, y de preparar los utensilios para continuar las labores fuera de casa cuando la lluvia cese. La tecnología de esas culturas siempre se adaptó a los ritmos y ciclos naturales, pacientemente y sin prisa. Piñera creyó que su tecnología “capitalista-blanca” era más poderosa que el agua de la Madre Tierra, y lo pagó con su vida. En su impaciencia capitalista (en el capitalismo “el tiempo es dinero”) Piñera no le hizo caso al viejo proverbio popular que dice “Más vale perder cinco minutos en la vida que la vida en cinco minutos”; no respetó la llovizna y murió ahogado en un lago.

Un mito mapuche evidencia, al contrario, una posición de respeto ante las lluvias y la fuerza del agua. Ese mito es el de la disputa entre las serpientes Kai Kai y Treng Treng. La primera provocó abundantes lluvias que causaron una gran inundación que empezó a cubrir las tierras. La segunda se le opuso. Ahora, ¿qué hicieron los mapuches durante la inundación? Pues se subieron a los altos cerros y pusieron cántaros en sus cabezas, esperando que la inundación cesase. Solo cuando la misma cedió los mapuches descendieron de los altos montes y poblaron la tierra. He ahí su posición de respeto hacia la lluvia y el agua.

Velocidad de producción-distribución-consumo adecuada a la velocidad de recuperación de la Naturaleza

Hoy es una realidad que rompe los ojos el hecho de que el capitalismo provoca una contaminación y destrucción de la Naturaleza (humana y no humana) que a veces cobra un carácter irreversible. Así se constata que en función de la máxima capitalista de obtener la mayor ganancia posible en el menor tiempo posible, desaparecen en todo el planeta hasta la extinción (o su casi extinción) diversas especies marinas o terrestres usadas como alimento o insumos productivos; y al mismo tiempo se salinizan y desertifican rápidamente en todos los continentes muchas tierras que antes fueron cultivadas por milenios, a causa del uso abusivo de fertilizantes artificiales, agrotóxicos y/o agua mal administrada, a fin de maximizar a corto plazo el número de cosechas anuales y/o la producción obtenida en cada una de ellas. Tal superproducción se da simultáneamente, debido a la desigual distribución de alimentos vigente en el capitalismo, con la muerte por hambre o desnutrición de millones de personas. Y al mismo tiempo, por su conducta destructiva de las tierras y aguas, el capitalismo, aun para los que hoy logran nutrirse adecuadamente, hace del dicho “pan para hoy y hambre para mañana” una triste realidad que amenaza de muerte futura por inanición a parte del género humano y también amenaza, por superar su capacidad de soporte y resiliencia, a buena parte de los ecosistemas existentes en el planeta desde hace milenios o millones de años.

En los seres humanos la contaminación y destrucción capitalista se ve en los numerosos accidentes de trabajo que afectan a los asalariados (provocando muertes o mutilaciones que a veces los incapacitan de por vida) y en las innúmeras enfermedades psicosomáticas (estrés, depresión, insomnio, impote0ncia sexual, etc.) que los aquejan, tanto en tiempos de actividad laboral como de desempleo puntual o duradero,  y que a veces también los conducen a la muerte (en esos casos, muchas veces, por suicidio).

Y hay que notar que tampoco los capitalistas escapan a esas enfermedades psicosomáticas y a sus posibles resultantes fatales. La guerra de competencia a la que están sometidos diariamente los llevan a enfermar. Por eso hemos dicho que el Ecomunitarismo no solo le hará bien a los actuales desempleados y asalariados, sino que también favorecerá a los actuales capitalistas cuando abandonen su “función” de tales en el contexto de la economía ecológica y sin patrones, que es la del Ecomunitarismo. Porque haciendo realidad el lema fundamental del Ecomunitarismo que reza “De cada un@ según sus capacidades y a cada un@ según sus necesidades, respetando los equilibrios ecológicos y la interculturalidad”, los actuales capitalistas (despojados de su “función” en la economía ecomunitarista) recibirían, a cambio de su aporte a la construcción del fondo comunitario, todo lo que necesiten para desarrollarse como individuos universales y mantener a su familia, sin tener que padecer las enfermedades psicosomáticas a las que los expone su actual “función” de capitalistas. (Recordemos que de la aplicación del citado lema también resulta la abolición del desempleo, del dinero y del salario, como lo veremos en lo que sigue).

Y en lo que respecta a la Naturaleza no humana hemos levantado la hipótesis (ver López Velasco 2009, p. 58-65 ) de que la contaminación y destrucción a veces irreversible causada en ella por el capitalismo, se debe al hecho de que la velocidad de rotación del capital (que es uno de los factores que maximiza su reproducción ampliada, y por ende el máximo enriquecimiento del capitalista en el menor tiempo posible) es superior al tiempo de recuperación de la Naturaleza usada-afectada en los procesos productivos ( y de distribución y consumo) capitalistas.   

En las culturas pre-capitalistas, al contrario, como ocurre en las de los pueblos originarios de Abya Yala, los procesos de producción-distribución-consumo, porque no se supeditan a la lógica capitalista de la ganancia, siguen y se adaptan a los ciclos naturales; o sea respetan cabalmente el tiempo de recuperación de la Naturaleza no humana tras y entre cada una de las intervenciones humanas.

El Ecomunitarismo se inspira de esas culturas y promueve sus vivencias y técnicas sostenibles, para beneficio individual y solidario de y entre los humanos, y para la preservación-regeneración incesante de los ecosistemas.

Las 5 “R”

Estrechamente vinculada al ítem anterior está la directriz de las “5 R” propuesta-promovida por el Ecomunitarismo.

Las “5 R” consisten en Reflexionar sobre qué planeta queremos legar a nuestros descendientes, Rechazar el consumismo y asumir voluntariamente la frugalidad ecológica, y Reducir, Reutilizar y Reciclar los insumos y residuos, para, en el marco de una conducta de frugalidad ecológica libremente asumida, aplicar el principio “de cada un@ según sus capacidades y a cada un@ según sus necesidades, respetando los equilibrios ecológicos y la interculturalidad”. A la luz de ese principio, que rige toda la economía ecológica y sin patrones del Ecomunitarismo, como lo hemos adelantado, se prescinde del dinero (porque los productos ya no son mercancías, sino solo valores de uso), y, por consiguiente, del salario (porque cada persona recibe lo acorde a sus necesidades de forma directa, sin mediación dineraria), y la jornada productiva de cada persona (que rotará en las funciones según sus vocaciones y capacitación) se reduce al menor tiempo posible (para que cada un@ dedique el resto de cada jornada y de su vida a desarrollarse como individuo universal según sus vocaciones y al simple ocio que permite gozar de la vida, desde que no viole las tres normas éticas básicas, que nos exigen, respectivamente, luchar para garantizar nuestra libertad de decisión, realizar dicha libertad en la búsqueda de acuerdos consensuales con l@s demás, y preservar-regenerar la salud de la Naturaleza humana y no humana); pues entre los seres humanos  aptos no hay desempleados ya que y porque la tarea se reparte entre tod@s. Cuando para cubrir todas las necesidades comunitarias haya que hacer frente a tareas insalubres o repetitivas que no contribuyan al desarrollo universal de cada persona, dos habrán de ser las soluciones ecomunitaristas: rotarlas para que nadie sea indefinidamente sacrificado en su ejercicio, e inventar dispositivos-máquinas que permitan prescindir de los seres humanos en la ejecución de tales labores. Claro que, en tales dispositivos, como en toda la economía ecomunitarista   habrán de usarse exclusivamente energías limpias y renovables (como la solar, la eólica, de las mareas y geotérmica), velando para que sus efectos colaterales socioambientales sean minimizados. (Eso deberá ocurrir, por ejemplo, con la disposición y cantidad de las placas solares o molinos eólicos, para que los mismos no perjudiquen a los humanos ni, significativamente, a la Naturaleza no humana).

Consideramos que en esa economía las unidades productivas comunitarias indígenas (respetuosas de la Madre Tierra) y las cooperativas, cuando son verdaderas, son un complemento necesario a la propiedad estatal-pública de las empresas estratégicas controladas por l@s trabajadoras-es y la ciudadanía en general.

Conservación y optimización de la salud humana y de los “hermanos” no humanos

Contra y superando el despilfarro y destrucción de vidas humanas y de las de los “hermanos” de la Pachamama verificados en el capitalismo, el Ecomunitarismo promueve la preservación y regeneración incesante de su salud.

Para los seres humanos caracterizamos a la “salud” como un estado duradero de bienestar físico, mental y comunitario (duradero pero siempre en equilibrio inestable, que permanentemente hay que preservar-regenerar-optimizar).

Para los seres vivos no humanos (por ejemplo, plantas y animales no humanos) caracterizamos la salud como el estado de pleno ejercicio de sus funciones biológicas y ecosistémicas, antes de cualquier intervención humana.

Y podemos extender el concepto de “salud” a los entes no vivos (por ejemplo, tierras y ríos), caracterizándola como la permanencia-regeneración de sus características físico-químicas anteriores a cualquier interferencia humana sobre ellas.   

Ejemplos de sincronización saludable entre los participantes humanos y no humanos de los procesos de vida (incluyendo la producción-distribución-consumo) son las tecnologías ancestrales de los pueblos originarios de la actual Bolivia. Así, por ejemplo, se destaca su maestría en la utilización del terreno y la condiciones climáticas a través de la terrazas agrícolas, en la llanura los “camellones” (“sukakollus”, canteros elevados rodeados de canales de agua, que optimizan el uso de ésta y exponen mejor la superficie cultivada a los rayos fecundantes del sol), el cultivo combinado simultáneo o rotativo, con abonos naturales,  en pequeñas parcelas de una hectárea o menos en cada combinación (por ejemplo, de maíz, yuca y plátano), los reservatorios de agua en depresiones del terreno (“q’ochas”), los aljibes “”q’otaña”), y los sistemas de drenaje (ver Chilon, 2009).    

De todas esas técnicas habrá de inspirarse la economía ecomunitarista.

Técnica urbano-rural: ciudades verdes y campo del buen vivir

Las actuales y futuras ciudades deben ser “ruralizadas” y desconcentradas. “Ruralizar” las ciudades significa que en ellas deben multiplicarse los espacios verdes, dedicados no solo a la arborización y las plantas y flores ornamentales, sino también a la agroecología para la producción de alimentos. Esos espacios no solo deben cubrir la superficie terrestre, sino también deben aparecer en la forma de jardines verticales y aun en parte de los techos de las construcciones.

Y desconcentrar significa al mismo tiempo dar incentivos educacionales y materiales para que una parte significativa de las poblaciones de las grandes ciudades actuales vaya a instalarse en el campo, para allí producir y tener un buen vivir, como hacer lo mismo para que otra fracción de la población de las grandes urbes se mude voluntariamente a ciudades ya existentes o nuevas de tamaño a escala humana.

En este último caso, se multiplicarán los pequeños y medianos asentamientos humanos en los que la vida comunitaria se verá facilitada por el mutuo conocimiento e intercambio directo entre buena parte de sus habitantes. Al tiempo en que se reduce la distancia entre los lugares de desempeño de actividades productivas y aquellos de desempeño de otras actividades, como ser las comunitarias, educativas, artísticas, deportivas (del deporte formativo y cooperativo, y no del competitivo y crematístico propio del capitalismo), ambientales, sanitarias, etc.

A su vez, la (re)instalación voluntaria en el campo de una parte significativa de la actual población urbana (en especial de las grandes ciudades) reequilibrará la distribución demográfica, ya que en el último siglo el campo se ha ido vaciando en casi todo el mundo, debido al éxodo hacia las ciudades.

Claro que para que esa (re)instalación rural suceda, el modo de vida ecomunitarista ofrecerá a las personas las condiciones de un buen vivir en el campo; eso significa, entre otras cosas, la construcción de buenas casas (con ayuda del fondo comunitario y el esfuerzo cooperativista) dotadas de buena energía eléctrica, agua potable e internet, auxilios para el mejor y más cómodo ejercicio de las tareas productivas (especialmente las rurales), buena infraestructura caminera y buenos medios públicos de transporte, y la edificación y buen funcionamiento a proximidad de buenos centros comunitarios, educativos, sanitarios, culturales y recreativos.      

En ese contexto, tanto en los espacios urbanos como rurales (y acuáticos, en ríos, lagos y mares) se priorizarán los transportes públicos por sobre los particulares, y todos los medios de transporte serán movidos con energías producidas a partir de fuentes limpias y renovables.

Contra y más allá de la obsolescencia programada

En tiempos de mis abuelos, y aún cuando yo era niño (nací en 1951) los equipos domésticos “duraban toda la vida”. Así recuerdo a mi abuela cosiendo en una indestructible máquina “Singer” a pedal confeccionada con metales y maderas en los que el tiempo no hacía mella. Y recuerdo al primer frigorífico (“heladera”, como se le dice en Uruguay, y en otros países “nevera”) que en la casa de mis abuelos paternos permaneció funcionando como el primer día durante unos veinte años (y debe haber seguido prestando sus servicios en alguna otra casa tras la muerte de mis abuelos). Y recuerdo cuando con mis abuelos hacíamos compras de alimentos que en su mayoría no eran envasados; así llevábamos hasta el almacén nuestra bolsa de tela (que pasaba de padres a hijos) para recibir en su interior los productos a granel que el almacenero retiraba de toneles y envolvía en paquetitos de papel (hoy fácilmente reciclable y que en aquel tiempo usábamos después para forrar las tapas de cuadernos o libros escolares); las bolsas de plástico y los infinitos envases de ese material (que hoy, después de desechados  se acumulan formando incluso islas oceánicas) no existían, pero la vida transcurría sin necesitarlos. Recuerdo también que cuando mi abuelo me mandaba al almacén de la esquina a comprar su vino favorito, llevaba la botella vacía de vidrio, que era usada una y otra vez, pues  el almacenero la llenaba a partir de una damajuana o de un barril. Como se sabe el vidrio se recicla en un cien por ciento, prácticamente sin pérdida, de forma tal que de una botella quebrada puede salir otra igual (aunque, obviamente, en el cálculo total hay que incluir el cómputo de la energía y gastos de las máquinas y materiales invertidos en ese reciclaje). 

Todos esos ejemplos muestran que la obsolescencia programada (o sea la programada duración breve y cada vez menor para muchos electrodomésticos y otros bienes) no es una fatalidad, sino un producto de la rapacidad contaminadora y destructiva de un capitalismo que se ha vuelto cada vez más voraz y más peligroso para la sobrevivencia de la Humanidad y de buena parte del planeta. 

El orden comunitario-ambiental ecomunitarista, superando el capitalismo,  habrá de superar esa obsolescencia programada, y en el marco de su economía ecológica y sin patrones, que incluye la adopción voluntaria de la frugalidad ecológica, adoptará una producción-distribución-consumo sostenible dotada de bienes (los que se juzgue indispensables) de larga vida, económicos en la mayor medida posible desde el punto de vista energético, y fabricados con la menor cantidad posible de insumos (que deben ser reciclables). 

Bibliografía

Eduardo Chilon Camacho (2009), “Tecnologías ancestrales y reducción de riesgos del cambio climático”, gratis en internet.

 José A. de la Fuente y Ricardo Salas (Orgs., 2021), Introducción al Ecomunitarismo y a la Educación Ambiental - Una lectura chilena de la obra de Sirio López Velasco, Ed. Ariadna, disponible gratuitamente en http://ariadnaediciones.cl/ https://doi.org/10.26448/ae9789566095330.16

 

--- Contribuição à Teoria da Democracia – Uma perspectiva ecomunitarista (2017), Ed. Fi, Porto Alegre, Brasil, disponible gratuitamente en https://www.editorafi.org/196sirio

--- (2023, Org. Claudinei A. de Freitas da Silva), Filosofía ecomunitarista aplicada, Ed. Fi, disponible gratuitamente en https://www.editorafi.org/ebook/a042-filosofia-ecomunitarista-aplicada   


 

ECOMUNITARISMO Y DIALÉCTICA: INTRODUCCIÓN A UNA DISCUSIÓN CON CHOQUEHUANCA A LA LUZ DE MARX

 

 

La dialéctica formulada por Hegel e incorporada (después de puesta sobre sus pies) por Marx, proclama la unidad y oposición de los contrarios, cuyo enfrentamiento se resuelve en una síntesis que a la vez conserva y supera el pasado.

 

Y Marx tratará de la contradicción entre capitalistas y asalariados (proletarios), en un enfoque que se mantiene vigente, pues el capitalismo aún no ha sido superado como modo de vida, incluyendo todas las relaciones sociales (como ser las familiares y las vecinales) y entre ellas las de producción/distribución/consumo.

 

Marx consideró que en el capitalismo hay oposición de dos clases fundamentales, la de los capitalistas y la de sus asalariados (en especial el proletariado fabril, organizado y disciplinado por sus propias condiciones de existencia cotidiana), y que la lucha entre esas clases puede llevar a la superación de esa contradicción, dando lugar a un modo de vida sin clases: el comunismo. (Hay escritos en los que Marx dice que el capitalismo necesariamente llevará al comunismo, en un enfoque de fatalismo histórico que no aceptamos). En el comunismo, a la vez que se mantendrían los (supuestos) avances del capitalismo conseguidos por las fuerzas productivas que desarrolló (pensemos en conquistas como el uso de la energía eléctrica y las máquinas que hacen posible prescindir del esfuerzo humano en tareas penosas), no existe más la relación social de explotación-opresión que mediaba en el capitalismo entre capitalistas y proletarios (ver “El Capital”). Esta es la aufhebung hegeliana, que significa, reiteramos, realizar la síntesis de una contradicción manteniendo algo de la misma, pero/y superándola.    

 

A partir de tal concepción de la unidad y oposición de los contarios Mao llegó a escribir que, contra la idea errónea –dijo- de que dos se juntan en uno, hay que contraponer la idea justa de que “uno se divide en dos”.

 

(Las otras dos leyes consideradas básicas en la Lógica dialéctica que Marx aplica en “El Capital” son la del salto cualitativo a partir de la acumulación cuantitativa, y la de la negación de la negación. Aplica la primera, por ejemplo, cuando calcula la cantidad de dinero que en un determinado momento histórico del modo de producción capitalista una persona debe tener en su haber para poder erigirse y sobrevivir como capitalista. Y aplica la segunda, por ejemplo, cuando define el paso al comunismo como el momento de “la expropiación de los expropiadores”, ya que el capitalismo nace cuando los capitalistas expropian de sus medios de producción y de subsistencia a los pequeños agricultores y pequeños artesanos, y corre hacia las ciudades a los trabajadores del campo precapitalista, mientras que el comunismo empieza a construirse cuando los capitalistas son expropiados de todos los medios de producción que han acaparado, que pasan a ser administrados por la comunidad).

 

En diciembre de 2022 el actual vicepresidente de Bolivia publicó un muy importante y enriquecedor libro intitulado “Geapolítica del Vivir Bien” (Choquehuanca 2022).

 

Reconociendo los muchos méritos de dicha obra, nos limitamos a destacar aquí, a los efectos de un intercambio de ideas entre compañer@s de lucha que a tod@s pueda servir, lo que consideramos que constituyen dos errores de Choquehuanca.

 

Vayamos al primero.

Choquehuanca malinterpreta la lógica dialéctica, al menos en su versión marxiana, y luego la contrapone a lo que considera que es la lógica de los pueblos originarios.

 

En relación al primer aspecto, dice nuestro autor: “La modernidad se basa

en la supremacía del ser humano sobre la Naturaleza y en la lógica dialéctica de eliminación de los opuestos…”; y en el mismo párrafo sigue afirmando: “En la lógica dialéctica de la polarización se niega al otro y se anula la verdad del otro para dar lugar a una única verdad, que es usualmente la verdad de los ricos y poderosos” (obra cit., p. 34). No discutimos esta última aseveración ni el hecho de que en la Modernidad se instaura la creencia/vivencia errónea y fatal de la supremacía del ser humano sobre el resto de la Naturaleza. Pero afirmamos que nuestro autor malinterpreta la lógica dialéctica, al menos en su versión marxiana. Pues, como vimos, al enfocar la  contradicción de los opuestos que son los capitalistas y los asalariados, Marx no propugna la eliminación de uno de ellos, sino de ambos, ya que para suceder al capitalismo augura un orden comunitario sin clases (el comunismo), en el que ya no hay ni capitalistas ni asalariados; es en el orden poscapitalista sin clases, que es el comunismo, donde se realizará la síntesis/desaparición de la contraposición de los opuestos, que son las dos grandes clases existentes en el capitalismo, según Marx.   

 

Y en lo que respecta al segundo aspecto, luego dirá Choquehuanca al referirse al análisis de la realidad boliviana (y de Abya Yala en general, en especial en los países donde tienen gran peso demográfico y cultural los pueblos originarios): “Por un lado, se puede utilizar la lógica dialéctica foránea para mantener las fuerzas afirmativas y las fuerzas negativas en estado de confrontación, contradicción y exclusión para polarizar, despolarizar y repolarizar hasta el infinito. Por otro lado, se puede utilizar la lógica propia heredada de los ancestros que nos enseña a regular las fuerzas opuestas de la vida para complementar, equilibrar y armonizar” (ídem, p. 69).

 

Creo que aquí nuestro autor incurre en la falacia que Vaz Ferreira en su “Lógica Viva” llamó “falsa oposición”.

Pues consideramos que una y otra lógica son válidas y necesarias, aplicadas a contextos y momentos distintos.

 

Pienso que Choquehuanca se equivoca al descartar a la lógica dialéctica usada por Marx para analizar la realidad boliviana y de Abya Yala, por la sencilla razón de que el enfoque marxiano mantiene su vigencia en la medida en que Bolivia y el resto de Abya Yala (con la excepción parcial de Cuba) se mantienen incluidos dentro del sistema capitalista mundial; y que dentro de éste, y también en Bolivia, sigue habiendo una contradicción de opuestos no complementarios entre capitalistas y asalariados, a la que se suma (a veces juxtapuesta en ciertos contextos) una contradicción entre opuestos entre la lógica del modo capitalista de vida, por un lado, y la dinámica de vida comunitaria y ecológica de los pueblos originarios (en el caso aymara basada en los ayllu, cuya significación, estructura y funcionamiento tan bien describe Choquehuanca en las páginas  114-127 del mencionado libro), por otro lado.   

 

Y al mismo tiempo creemos que la lógica de la complementariedad reivindicada por nuestro autor a partir de las culturas originarias (en su caso en especial la aymara, quechua y guaraní), vale para los esfuerzos actuales comunitario-ecológicos que apuntan hacia un más allá ecomunitarista del capitalismo, y con mucho más fuerza y cotidianeidad en ese más allá (que esperamos que sea con rumbo ecomunitarista).

 

Porque hay que notar, en primer lugar, que Choquehuanca registra el hecho de que en el capitalismo existen las contradicciones de opuestos, como las de desarrollado–subdesarrollado, pobre–rico, avanzado–atrasado, civilizado–salvaje, centro–periferia (ídem, p. 200).

Y, en segundo lugar, que nuestro autor postula que el Vivir Bien originario-campesino-obrero-negro concebido-vivido en Abya Yala (y en especial en la actual Bolivia) se propone en perspectiva de superación del capitalismo a nivel nacional (con Estados Plurinacionales Comunitarios), continental y mundial, y es en ese marco en el que Choquehuanca defiende la idea de la complementariedad y equilibrio de los opuestos.     

 

Así, por ejemplo, dice: “El Vivir Bien no elimina a nadie porque se basa en la lógica de complementariedad de opuestos, de acuerdo a la cual las dualidades y polaridades conviven y coexisten de forma que cada término solo se completa en la interacción con su contrario” (idem, p 212). Y ya antes, resumiendo lo que dice ser la concepción originaria había dicho sobre uno de sus rasgos: “Complementariedad de opuestos. Todo funciona como una relación de oposición y armonía, en el que las entidades polarizadas u opuestas encuentran su equilibrio porque se complementan mutuamente” (ídem, p. 115).

 

[Notemos que Choquehuanca también extiende la lógica de complementariedad y equilibrio a otros ámbitos extra-humanos, cuando da los ejemplos de “día/noche, frío/calor,…, masculino/femenino, orden/caos, época seca/época de lluvias…” (ídem, p. 87). Mas a ese respecto manifestamos que el materialismo de Marx es histórico y dedicado a la crítica del capitalismo, y no se pronunció sobre una supuesta “dialéctica de la naturaleza” abordada por Engels, y a esa restricción marxiana nos apegamos en estas líneas]

 

Así, apoyados en modos de vivir/sentir/pensar de comunidades humanas no divididas en clases, lo que rige y cabe reivindicar y proponer como lo preferible es la relación humana de complementariedad y equilibrio entre opuestos. Tal idea valdría con fuerza para una sociedad de Abya Yala claramente desprovista de clases, como lo fue la xavante, organizada en clanes, antes de la Conquista y expansión capitalista en Brasil (ver Giaccaria y Heide, 1984).

 

Y aquí cabe un segundo cuestionamiento a Choquehuanca, en lo relativo al punto en el que idealiza a la actual cultura-vida aymara (y a las otras originarias de Abya Yala), en la medida en que, queriéndolo o no, las mismas han sido perforadas y contaminadas por dinámicas capitalistas de producción y de vida. Aunque reconoce en las culturas originarias un sincretismo deformador por influencia de los colonizadores y la necesidad de promover en ellas una nueva totalización del Vivir Bien (ídem., p. 133), lo que nuestro autor tendría que aclararnos en detalles es cuál es el grado concreto y en cada ámbito, de autonomía y real vigencia cotidiana de la lógica de complementariedad y del equilibrio en las actuales comunidades aymara (y originarias en general), y en qué medida las mismas también están permeadas por el capitalismo y necesitan re-encontrarse y re-significarse en la lucha en pos de un más allá del capitalismo (que proponemos que sea con rumbo ecomunitarista). Recuerdo, por ejemplo, que en una visita a la Argentina, el Presidente Evo Morales reivindicó la competencia que podían tener los bolivianos destacando el ejemplo de un empresario indígena- boliviano radicado en territorio argentino que allí había levantado una fábrica que contaba con 200 obreros. Ahora bien -decimos nosotros- un capitalista no deja de ser capitalista por más que sea aymara (o quechua o guaraní), y los asalariados no dejan de ser víctimas del trabajo alienado por más que trabajen para un patrón indígena.    

 

Por nuestra parte, en óptica ecomunitarista, reivindicamos las dos lógicas citadas por Choquehuanca para diferentes contextos y momentos.

 

La dialéctica usada por Marx sigue vigente en la medida en que subsista la contradicción entre opuestos que separa a capitalistas y asalariados (a la que agregamos, desde Abya Yala, la contradicción que opone el capitalismo a formas de vida comunitario-ecológicas).

 

Y reivindicamos la lógica de la complementariedad y el equilibrio al trazar el perfil del Ecomunitarismo, horizonte/orden comunitario-ambiental poscapitalista utópico nunca plenamente alcanzable, pero indispensable guía para que la acción cotidiana no vague en círculos o sin rumbo, y que, aplicando cotidianamente las tres normas fundamentales de la Ética (que nos exigen, respectivamente, luchar para garantizar nuestra libertad de decisión, realizar esa libertad en la búsqueda de respuestas consensuales con l@s demás, y preservar-regenerar la salud de la naturaleza humana y no humana) se orienta por el lema que reza “ De cada un@ según sus capacidades y a cada un@ según sus necesidades, respetando los equilibrios ecológicos y la interculturalidad”.

 

Nótese que en la relación intercultural ecomunitarista propugnamos un intercambio mutuamente solidario y enriquecedor entre las diversas culturas hoy presentes en Abya Yala, sin idealizar a ninguna de sus expresiones, ni siquiera a las originarias, pues a todas las concebimos como afectadas por el capitalismo, y a todas llamamos a unirse en la lucha para superar el capitalismo (esperamos que en perspectiva ecomunitarista).

 

En el Ecomunitarismo, una vez superadas las clases, las contrariedades humanas deberán ser abordadas de forma a priorizar la complementariedad y equilibrio de sus respectivos polos. Tal cosa habrá de suceder, por ejemplo, en la armonización y equilibrio, para bien de la comunidad y de cada persona, de la convivencia mutuamente enriquecedora de los caracteres más pacientes y más impacientes, más espontáneos y más organizados, más sensitivos y más “racionales”, etc.

Porque en el Ecomunitarismo florecen las diversidades humanas (ya que entre los humanos cada persona es y siempre será especial/diferente), pero/y, para que cada persona se desarrolle como individuo universal y cósmico beneficiando al mismo tiempo a la(s) comunidad(es),  aquellas diversidades florecen en el contexto de la aplicación cotidiana del principio que reza “De cada un@ según sus capacidades y a cada un@ según sus necesidades, respetando los equilibrios ecológicos y la interculturalidad”. 

 

Nótese que ese principio llama a respetar los equilibrios ecológicos. Por eso, para terminar, aclaramos (y en ello estamos totalmente de acuerdo con Choquehuanca) que desde siempre en la propuesta ecomunitarista, a partir de la tercera norma fundamental de la Ética, hemos defendido la idea de que los seres humanos deben asumirse como una especie más dentro del ecosistema planetario y que deben mantener una relación de complementariedad y de equilibrio con el resto de la Naturaleza.

 

Bibliografía

 

Bartolomeu Giaccaria e Adalberto Heide, Xavante, povo autêntico, Ed. Casa da Cultura, Campo Grande, Mato Grosso, Brasil, 1984 (segunda edição).

 

Carlos Vaz Ferreira, Lógica Viva, Ed. Barreiro y Ramos, Montevideo, 1910.

 

David Choquehuanca, Geapolítica del Vivir Bien, Ed. Vicepresidencia del Estado Plurinacional, La Paz, 2022, disponible gratis en internet.

 

José A. de la Fuente y Ricardo Salas (Orgs., 2021), Introducción al Ecomunitarismo y a la Educación Ambiental - Una lectura chilena de la obra de Sirio López Velasco, Ed. Ariadna, disponible gratuitamente en http://ariadnaediciones.cl/ https://doi.org/10.26448/ae9789566095330.16

 

Karl Marx, Das Kapital (1864-1894), Ullstein, Frankfurt- Berlin, 1969. El Capital, Ed. Pueblo y Educación, La Habana,1973,1983.

 

Sirio López Velasco, Filosofia ecomunitarista aplicada – Textos breves 2022-2023 (Org. Claudinei A. de Freitas da Silva), Ed. Fi, Cachoeirinha, Brasil, 2023; disponible gratuitamente en

--- , “Por una conjunción ecomunitarista de vivencias en Abya Yala”, en Aporrea, Caracas, 25/8/20, 3 pp., en https://www.aporrea.org/internacionales/a294379.html

---  "Arce y Choquehuanca: brevísimas notas", en Aporrea, Caracas, 9/11/20, 3 pp., en 


 

¿QUÉ ES REVOLUCIÓN? BREVES NOTAS ECOMUNITARISTAS

 

En estas notas reunimos, reforzamos y/o especificamos en algo algunos puntos de vista que antes ya habíamos expresado por diversos medios. Quien las lea podrá ver aquí o allí el eco de algún autor, pero lo que aquí digo es de mi entera responsabilidad.  

He definido el “poder” como la relación social asimétrica que existe entre quienes deciden y quienes no. Esa relación viola las dos primeras normas fundamentales de la Ética (que nos exigen, respectivamente, luchar para garantizar nuestra libertad individual de decisión, y realizar dicha libertad en la búsqueda de respuestas consensuales con l@s demás para la pregunta que instaura la Ética, a saber “¿Qué debo hacer?”), y frecuentemente también viola la tercera norma ética fundamental (que nos exige preservar-regenerar la salud de la naturaleza humana y no humana).

Por eso, en el Ecomunitarismo, por el hecho de que en ese orden comunitario-ambiental poscapitalista utópico se aplicarían cotidianamente las tres normas éticas fundamentales, quedaría abolido el “poder”, en la medida en la que tod@s decidirían (en especial a través de mecanismos de democracia directa, que irían desde el ámbito familiar hasta el planetario).

Ahora bien, mientras haya “poder”, entendemos por “revolución” a lo que ocurre en dos circunstancias: a) cuando quienes hasta entonces no decidían se suman a quienes antes lo hacían, extinguiendo así la relación de “poder", o, b) cuando pasan a decidir quienes antes no lo hacían desplazando de esa función a quienes antes decidían (manteniéndose así temporalmente la relación de “poder”, en este caso, sobre/contra los desplazados).

La primera posibilidad ocurre cuando hay contrariedad entre no opuestos, por ejemplo, cuando la familia patriarcal, en la que hasta entonces solo el padre decidía, pasa a ser sustituida por una “familia democrática” en la que todos sus miembros (en especial la esposa y l@s hij@s) comparten con el padre la capacidad de decidir acerca de los derroteros familiares. Eso ha ocurrido en buena parte de la llamada cultura blanca-occidental, en especial a partir de los grandes levantes estudiantiles-populares de 1968 que estremecieron a las respectivas sociedades desde Francia y Europa hasta Nuestramérica, pasando por los EEUU.

 

La segunda variante de “revolución” ocurrió, por ejemplo, en la Revolución Francesa, cuando la vieja nobleza aristocrática/rural fue desplazada por la burguesía de las instancias decisorias, que implantó como dominante el modo de vida capitalista.

Ahora bien, como la relación social de capital sigue dominando hoy en el mundo, porque sigue habiendo una división asimétrica y una contradicción entre opuestos, en materia de propiedad-distribución-consumo, entre una minoría que es propietaria de los medios de producción (y controla las decisiones fundamentales en materia ambiental, económica, política, jurídica, cultural, estética, comunicacional, y militar) y la gran mayoría que depende para su subsistencia de poder vender su fuerza de trabajo a aquellos (a la que se suman tod@s aquell@s que quedan al margen del “empleo” capitalista), es necesario, para la realización de una “revolución”, que haya una sustitución de los capitalistas y sus representantes en las instancias de decisión, por un Bloque de quienes ahora no tienen tal capacidad decisoria.

En óptica ecomunitarista y pensando desde Nuestramérica, consideramos que el Bloque llamado a sustituir a los capitalistas en las funciones decisorias (iniciando el proceso de extinción poscapitalista del “poder”) apunta a nuclear, principalmente, a las comunidades indígenas (que traen la herencia del Buen Vivir amante y respetuoso de la Madre Tierra, un Buen Vivir que es precapitalista pero/y con proyección poscapitalista), l@s campesin@s y pequeñ@s productoras-es familiares de la agropecuaria,  l@s asalariad@s, l@s desemplead@s/marginad@s, las llamadas “minorías” (que a veces son mayorías a nivel global o localmente, como ocurre, respectivamente, con las mujeres, especialmente las organizadas en colectivos feministas con vocación poscapitalista,  y las comunidades y movimientos negros), las verdaderas cooperativas y demás instancias asociativas comunitarias (por ejemplo, sindicales, vecinales o de los movimientos ambientalistas con vocación poscapitalista) que tratan de aplicar ya dentro del capitalismo las tres normas fundamentales de la Ética, l@s educadoras-es que ya dentro del capitalismo tratan de abrir horizontes ecomunitaristas, tanto en las instancias de la educación formal (desde las escuelas hasta las Universidades) y/o en la educación ecomunitarista comunitaria no formal (y en esta última ubicamos también la tarea de l@s comunicadoras-es que asuman la perspectiva poscapitalista), y las organizaciones populares de autodefensa (más o menos armadas, según las opciones y las posibilidades, que van abriendo camino para la construcción de las Milicias Populares de integración voluntaria y rotativa, que en el poscapitalismo, y mientras se haga necesaria la existencia de cuerpos armados, habrán de sustituir los cuerpos policiales y militares que hoy están al servicio de los capitalistas). 

Ahora bien, el simple enunciado de los componentes principales de ese Bloque destinado a sustituir a los capitalistas en las funciones decisorias (y a caminar lo antes posible hacia un orden comunitario-ambiental en el que sea abolida la relación social de “poder“), y el esquemático esbozo de sus tareas, muestra que la segunda variante de la “revolución” no se limita, como en nuestra juventud  lo creímos a raíz de una lectura caricatural de la Revolución Cubana, a la derrota militar del cuerpo policial-militar capitalista y a instalarse en los edificios de gobierno para desde allí “empezar a mandar” (en el caso cubano, y poco tiempo después de consumada aquella derrota, definiendo  un rumbo que se quería socialista).

Si aun creemos que la derrota del aparato policial-militar del capitalismo sigue siendo absolutamente necesaria para que haya la segunda variante de “revolución” y se abran las grandes alamedas orientadas hacia el Ecomunitarismo, debemos constatar que la “revolución” comienza mucho antes de dicha derrota y va mucho más allá de ella.

En efecto, dicha derrota será facilitada si el Bloque antes mencionado logra de alguna manera conquistar a por lo menos una parte de los cuerpos policiales-militares del capitalismo, o al menos logran neutralizarla con la idea verdadera de que en el futuro poscapitalista la casi totalidad de los miembros de esos cuerpos, y sus familiares y descendientes tendrán una vida mejor (en todos los sentidos) que la que les reserva el capitalismo. (Dije antes “casi totalidad”, pues los Generales y algunos otros oficiales de alta patente viven muy bien actualmente, según criterios capitalistas, merced a ingresos “legales” y/o ilegales). Y también y simultáneamente aquel Bloque deberá ir forjando su propia fuerza militar (por ejemplo, a partir de las instancias de autodefensa popular, tan necesarias hoy no solo para resistir las embestidas del aparato policial-militar del Estado capitalista, sino también las de ese nuevo cáncer capitalista que son el narcotráfico y el Crimen Organizado, causadores de muchísimas muertes y enfermedades en las comunidades populares urbanas, suburbanas y rurales).  

Pero aquella interpretación caricatural también se revela errónea porque para hacer posible la mencionada derrota y ensanchar los horizontes ecomunitaristas, también desde ya y dentro del capitalismo hay que crear o reforzar los espacios que son semillas poscapitalistas (espero que con rumbo ecomunitarista);  por ejemplo, en el ámbito de una economía ecológica y sin patrones, en las vivencias de democracia directa a través de procesos asamblearios, plebiscitarios o referendarios (presenciales o por los medios facilitados por internet), en la educación ambiental ecomunitarista formal o no formal lo más generalizada posible, en los medios de comunicación comunitarios con óptica ecomunitarista (que hoy abarca o debe abarcar desde las redes digitales usadas adecuadamente, hasta las radios y TVs comunitarias, pasando por los medios comunitarios impresos), y en las expresiones de una estética ecomunitarista de la liberación (que van desde el arte y la artesanía indígena y popular hasta las expresiones llamadas “eruditas”, promoviendo el enriquecimiento intercultural entre esas diversas manifestaciones).

Todo ello apunta a ir anticipando en toda la medida de lo posible la aplicación cotidiana del principio rector del Ecomunitarismo que reza “De cada un@ según sus capacidades y a cada un@ según sus necesidades, respetando los equilibrios ecológicos y la interculturalidad”.

Ahora bien, dijimos que la segunda variante de “revolución” con sentido ecomunitarista continúa después de la derrota del aparato policial-militar del capitalismo y de la ocupación por el Bloque triunfante de las funciones de decisión, porque, para que el rumbo ecomunitarista se afirme, son necesarias y por mucho tiempo (o por tiempo indefinido, mientras las relaciones de “poder” se van sucesivamente extinguiendo), las prácticas que en lo que sigue defiendo.

Defiendo la necesidad de una educación problematizadora ecomunitarista desde la escuela hasta la Universidad (inspirada en Paulo Freire), en vez de una educación dogmática basada en alguna doctrina considerada infalible (como la del supuesto marxismo-leninismo).  

Defiendo la necesidad de que las Universidades sean autónomas y tengan a su cargo emisoras de radio y TV (algo muy factible en tiempos de internet) para dar su contribución de conocimientos y crítico-propositivas en relación a los problemas del país; en Uruguay desde 1958 tal es el estatus de la Universidad de la República, que elige su Rector (y lo mismo se repite en cada Facultad) exclusivamente a partir de la votación de docentes, alumn@s y egresados, y sin que el Gobierno tenga siquiera la posibilidad de vetar al elegido; y esa experiencia se puede/debe perfeccionar agregando a los estamentos decisorios a l@s funcionarias-os universitari@s y a la comunidad ciudadana en general, para que haga valer por medio de sus representantes directos  en un Consejo Universitario ampliado en Consejo Comunitario Central (y otro en cada una de las Facultades) las necesidades/demandas ciudadanas respecto a las labores universitarias, y participe de las periódicas evaluaciones correctivas de la ejecución de las mismas.

Defiendo la instalación o refuerzo de radios y TVs comunitarias autónomas, (como las veteranas radios de los mineros bolivianos) instaladas en los más diversos barrios/localidades urbanos, suburbanos o rurales. Y al mismo tiempo defiendo el acceso rotativo de las comunidades locales a los medios de comunicación de gran alcance, para que la información y la cultura vehiculadas por los mismos tenga una permanente composición diversa e intercultural.

Digo también que aún después de la derrota del aparato policial-militar capitalista sigue siendo necesario que los sindicatos asuman de verdad y todos los días el rol de defensa autónoma de l@s trabajadoras-es a la luz de las tres normas éticas fundamentales y del principio rector del Ecomunitarismo, antes citado (en vez de ser reducidos a "correa de transmisión del Partido y/o del Gobierno en el medio laboral").

Defiendo  las ideas de que hoy la llamada “política” va más allá de los Partidos, incorporando en especial la forma de la "Red" (muy ampliada por los medios digitales), y de que en perspectiva ecomunitarista pienso en la posible extinción futura de los actuales Partidos (y dije, en mi libro "Contribuição à Teoria da Democracia: uma perspectiva ecomunitarista", de 2017, que esa extinción puede darse yendo primero del pluripartidismo al unipartidismo, o directamente desde el multipartidismo, sin pasar por el Partido único, o desde un multipartidismo recuperado luego de un período unipartidista).

Defiendo la idea de que, conjuntamente con la educación ambiental ecomunitarista no formal, habrán de incentivarse todas las verdaderas cooperativas y las asociaciones de vecinos (en barrios urbanos y suburbanos, y en localidades rurales) para una efectiva participación crítico-propositiva y de control en/de la esfera económica, política, cultural, comunicacional, educativo-ambiental y estética; rechazo toda represión de dichas instancias asociativas autónomas, y no acepto para esas instancias el calificativo de  organizaciones llamadas "de masas" pues esa expresión tiene el mismo contenido alienado-alienante/desindividualizante que la llamada "cultura de masas" merecidamente criticada desde hace mucho tiempo. En mi libro "Ética ecomunitarista " (de 2009, que resume en un volumen y en versión ligeramente corregida y  ampliada la trilogía agotada de “Ética de la Liberación”, publicada sucesivamente en 1996, 1997 y 2000) relato una experiencia concreta de trabajo barrial de promoción-incentivo de/a la auto-organización crítico-propositiva-realizadora de los vecinos, que desarrollamos en un barrio pobre cercano a nuestra Universidad, en Brasil, y que permitió conquistar para todo el barrio la construcción en régimen de voluntariado de la sede de la Asociación de Vecinos (que también sirvió para abrigar a algunas familias afectadas por ocasionales inundaciones), la luz eléctrica y el agua potable (que antes llegaban solo a una parte del barrio), una mejor urbanización y derecho de compra en cuotas muy baratas del terreno familiar, y un mejor servicio de transporte público (autobús) y de recogida de residuos, además de aulas de refuerzo escolar para l@s niñ@s a cargo de becarias universitarias, educación sanitaria y puesta en acción de algunas prácticas ambientales sostenibles.

Y defiendo la idea de que, si bien la reflexión-discusión sobre la alienación religiosa debe procesarse a largo plazo en la caminata rumbo al Ecomunitarismo, en el trabajo comunitario y en la prédica revolucionaria en general, debe darse desde ya una denuncia sistemática e invitación a la reflexión de y acerca de las manipulaciones religiosas más groseras. Tal es el caso de las evidentes prácticas de manipulación y explotación. Las primeras acontecen, por ejemplo, en el fraude de las falsas curas milagrosas escenificadas cotidianamente en diversos cultos. Y las segundas tienen como expresión paradigmática el robo practicado contra los creyentes por Iglesias basadas en la “teología de la prosperidad” que son verdaderas empresas (que incluso compran otras empresas, incluyendo redes de radio y TV, y ubican representantes de sus intereses en las esferas de la política, del poder judicial y de los aparatos policiales y militares),  que se enriquecen y enriquecen a sus personeros extrayendo de los creyentes las mayores cantidades de dinero que sea posible, con la promesa de que Dios los retribuirá individualmente con sus favores proporcionalmente a las cantidades que cada un@ de ell@s haya donado a aquellas Iglesias.

Todo el conjunto de frentes y acciones que hemos expuesto confluyen en el proceso que lleva al Bloque alternativo a sustituir a los capitalistas en las instancias decisorias (incluyendo la derrota del aparato policial-militar que los sustenta allí). Y ese no es un proceso gradual-lineal, sino que puede dar grandes saltos hacia adelante (o hacia atrás, como veremos).

En ese proceso la o las organizaciones políticas (o político-militares) con propuesta poscapitalista (ecomunitarista) que aspire(n) a ser coordinadora(s) (siempre en una actitud de “orientar obedeciendo”) del conjunto del Bloque, se propone(n) ganar para la causa a un número cada vez mayor de personas (por muchas décadas la izquierda con vocación poscapitalista habló de “ganar a las masas”, en expresión que no aprobamos por la razón antes expuesta).

Ahora bien, lo que aprendí ya en mi juventud es que la visión acerca de ese proceso de ganar a cada vez más personas debe “historizar” esa misma cantidad, porque en el inicio del accionar de tal(es) organización(es) ese número se limita a unas pocas personas; y luego, si las propuestas y metodologías son apropiadas, tal número debe progresar, no solo linealmente, sino a veces con grandes saltos hacia adelante, en función de determinadas coyunturas, propuestas y acciones de la(s) dicha(s) organización(es) y de una parte o del conjunto del Bloque alternativo.

Pero queda claro que si al cabo de un determinado lapso de tiempo (pongamos unos veinte años) tal número no está aumentando significativamente, entonces es imperioso que tal(es) organización(es) revise(n) a fondo su análisis de la realidad, sus propuestas y sus metodologías de acción, so pena de eternizarse como una pequeña minoría que no pasa de tener un valor testimonial, como ha sucedido con innumerables Partidos autodenominados obreros o proletarios desde inicios del siglo XX. Una de las formas mediante las cuales se puede sospechar que se ha alcanzado tal situación de estancamiento sin futuro es la cosecha de resultados electorales que nunca catapultan hacia posiciones decisorias (y muchas veces en los casos citados no superan el 5 % de los votos, después de varias décadas de prédica y accionar).

Porque debe quedar claro que, sin descartar a priori ninguna forma de lucha capaz de desalojar a los capitalistas de las posiciones decisorias, el Bloque alternativo puede, si lo juzga pertinente, jugar también la carta electoral, aunque nunca debe restringir su arsenal a ese recurso ni erigirlo como el principal de forma permanente; ahora/y, si persevera en el uso de esa carta es porque los resultados de apoyos crecientes en guarismos significativos le están indicando que por esa vía puede llegar a importantes posiciones decisorias (sin olvidarse jamás de la cuestión militar, que le costó la vida a Allende y a muchísim@s chilen@s después del triunfo electoral, y que también puede desaguar en un Glope capitalista antes de tal triunfo, para intentar detener y revertir el avance del Bloque alternativo hasta las posiciones decisorias).      

Por último, insistimos en la idea de que una vez consumada la revolución que desplaza a los capitalistas de las instancias decisorias, en el proceso de construcción del nuevo orden comunitario-ambiental orientado hacia el Ecomunitarismo, a la luz de su principio rector y de las tres normas fundamentales de la Ética, habrá de promoverse la realización de incesantes reformas que mejoren sucesivamente el Buen Vivir; y nos referimos en especial al incesante perfeccionamiento de las principales dimensiones que componen el Ecomunitarismo, a saber, la economía ecológica y sin patrones, la política de tod@s, la educación ambiental ecomunitarista en todas las instancias formales y no formales, la comunicación horizontal y simétrica, y la estética intercultural de la liberación.  

Bibliografía mínima

Paulo Freire, Pedagogia do Oprimido, Ed. Paz e Terra, Rio de Janeiro, 1970.

José A. de la Fuente y Ricardo Salas (Orgs., 2021), Introducción al Ecomunitarismo y a la Educación Ambiental - Una lectura chilena de la obra de Sirio López Velasco, Ed. Ariadna, disponible gratuitamente en http://ariadnaediciones.cl/ https://doi.org/10.26448/ae9789566095330.16

 

Sirio López Velasco, Contribuição à Teoria da Democracia: uma perspectiva ecomunitarista, Ed. Fi, Porto Alegre, Brasil, 2017, disponible gratuitamente en  https://www.editorafi.org/196sirio

 

Sirio López Velasco, Filosofia ecomunitarista aplicada – Textos breves 2022-2023 (Org. Claudinei A. de Freitas da Silva), Ed. Fi, Cachoeirinha, Brasil, 2023; disponible gratuitamente en

Sirio López Velasco, “Dios: un ente imaginario - Una crítica ecomunitarista”, in Aporrea, Caracas, 4/2/24, 5pp., en https://www.aporrea.org/ideologia/a328219.html


 

INDIVIDUO Y COMUNIDAD EN PERSPECTIVA ECOMUNITARISTA: BREVES NOTAS

 

En estas breves notas respondo a una pregunta de un colega, reuniendo algunas observaciones viejas y nuevas, en óptica ecomunitarista, acerca de la relación individuo-comunidad.

 

En primer lugar, avanzamos la hipótesis de que el “individuo” es una realidad y concepto que surge en la Modernidad occidental con la aparición y desarrollo del capitalismo.

 

Una primera prueba indirecta de ello es el hecho de que en Aristóteles, incluso el hombre adulto libre (que en el caso ateniense es el único que goza de ciudadanía si además es nacido de madre y padre ateniense) no es una entidad en sí, sino que es un “animal político”; o sea, alguien que se constituye como humano en la medida en que hace parte de una Polis; y hay que recordar también que en el caso ateniense (a cuya Constitución democrática Aristóteles dedicó un escrito) la base del sistema lo constituía el Demos, que era una división administrativa por localización geográfica (parecida a lo que hoy es un barrio urbano).   

 

Muy distinta es la situación en el capitalismo naciente. Así constatamos que en la primera mitad del siglo XVII se impone con Hobbes,  para justificar la necesidad del surgimiento del Estado-Leviatán, la convicción de que “el hombre es el lobo del hombre”,  y simultáneamente constatamos el aparecimiento del cartesiano “Ego cogito” que brota de un sujeto tan encerrado en sí mismo que ni siquiera puede tener certeza de la existencia de otros seres humanos (pues solo tiene acceso a los respectivos cuerpos individuales, pero no a sus mentes, que según Descartes constituyen lo propiamente humano).

 

Lo que está detrás de semejantes posturas es la atomización (denunciada por Marx) creada-reproducida-ampliada por el modo de producción y de vida capitalista. Porque en él el otro es un competidor y no un amigo. Los capitalistas compiten entre sí por la conquista del mercado (desplazando-eliminando a otros capitalistas), y también por el acceso al crédito (cuya falta también elimina competidores); y los capitalistas se oponen a los trabajadores al menos por tres situaciones cotidianas concretas: el monto del salario (el capitalista quiere pagar lo menos posible, para maximizar su ganancia, y el trabajador quiere poder ganar más para mejor garantizar su subsistencia y la de su familia), por las condiciones de trabajo (el capitalista quiere gastar lo menos posible en las mismas, mientras que el trabajador aspira a hacerlas lo más soportables posible), y por la duración de la jornada laboral (que el capitalista quiere prolongar lo más posible, para maximizar su ganancia, mientras que el trabajador pretende reducirla, para poder tener vida después de las horas dedicadas a la producción asalariada).  Y los trabajadores compiten entre sí por el acceso al puesto de trabajo (por regla general en el capitalismo hay más aspirantes a trabajar que el número de puestos de trabajo ofrecidos por los capitalistas) y por la permanencia en dicho puesto.

En el contexto capitalista hay, pues, “guerra de todos contra todos” y el Derecho burgués levantará el lema que reza “Mi derecho termina donde empieza el derecho ajeno”, naturalizando y eternizando así la atomización capitalista.    

 

Marx (desde sus escritos de juventud, como los Manuscritos de 1844) considera que esa atomización será superada con la superación del capitalismo, cuando el ser humano se realice como “ser genérico” en el Comunismo.  Marx consideraba que así se produciría una negación de la negación que supusieron las sociedades divididas en clases en relación al comunismo primitivo, al que sucedieron.

 

Y aquí tenemos otra base fundamental para pensar la cuestión que nos ocupa desde Abya Yala. Me refiero al hecho de que en las sociedades originarias de Abya Yala no existe la figura del individuo contrapuesto a la comunidad.

En tales culturas (sobre todo cuando se organizan en clanes y no en clases) cada individuo contribuye con la comunidad en la medida de sus posibilidades y recibe de la comunidad lo necesario para vivir dignamente en los parámetros de las mismas. Así, por ejemplo, en la cultura xavante: a)  el cazador más eficiente no se apropia de todo lo que caza, sino que el código tribal estipula detalladamente qué partes de lo cazado deben ser distribuidas a otros integrantes del grupo (para que nadie se quede sin comida), b) existe un sistema de donaciones recíprocas obligatorias (en el que quien pide está obligado a retribuir, aunque no necesariamente a corto plazo) que hace posible una vida digna para todo el grupo, y, c) el único que no tiene derecho a casarse es el egoísta (que viola los códigos antes citados), como si el grupo tuviera miedo de que ese defecto pudiera ser hereditario y amenazase así seriamente al grupo en más de una generación, pudiendo quizá destruirlo a largo plazo.

 

Esos fortísimos lazos comunitarios se prolongan en las culturas originarias de Abya Yala más allá de las sociedades clánicas, como lo demuestra David Choquehuanca al describir el ayllu de la cultura aymara. En relación a ésta cabe recordar la herencia de la sociedad, ya clasista, incaica, en la que según nos dice el Inca Garcilaso, hasta los ciegos tenían una labor productiva (desgranar el maíz), a cambio de la cual recibían lo necesario para vivir dignamente. Por su parte Choquehuanca amplía la visión aymara (representativa de las culturas originarias de Abya Yala) con el principio comunitario africano Ubuntu que dice “Yo soy porque nosotros somos”.

Ahora bien, en la cultura originaria de Abya Yala (y quizá también en la africana del Ubuntu, sobre la que tendrán que hablarnos/corregirnos l@s african@s) la pertenencia/subsunción comunitaria que hace a cada ser humano un ser humano es tan fuerte, que creemos que en esas culturas aún no está forjado el individuo protagonista del proceso de liberación en términos de la Ética que sustenta al Ecomunitarismo.

Eso se ve, por ejemplo, en la sumisión que en tales culturas se exige de las mujeres en relación a los hombres y de l@s jóvenes en relación a  l@s adult@s.

Por nuestra parte hemos deducido de la gramática profunda de la pregunta que instaura la Ética (¿Qué debo hacer?) una primera norma ética básica que nos exige luchar para garantizar nuestra libertad individual de decisión, y se complementa con una segunda norma fundamental, que nos exige realizar esa libertad en la búsqueda de respuestas consensuales con l@s demás (para cada instancia de lo que debemos o no hacer). Ambas, junto a la tercera norma ética básica (ecológica, que nos exige preservar y regenerar la salud de la naturaleza humana y no humana) fundamentan el proceso de liberación orientado hacia el Ecomunitarismo (horizonte utópico poscapitalista, nunca alcanzable en su totalidad, pero indispensable estrella-guía para que la acción cotidiana no vague sin rumbos o en círculos). Este proceso es definido por nosotros como un proceso histórico de construcción de la libertad consensual e intercultural de decisión acerca de nuestras vidas, a través de la discusión y de la lucha contra las instancias de dominación intersubjetiva y/o intercultural, y/o de auto-represión alienada; proceso del cual hace parte la construcción de relaciones productivas y estéticas de carácter intercultural, preservadoras-regeneradoras entre los seres humanos y el resto de la Naturaleza.

 

Así, en perspectiva ecomunitarista es necesario que aparezca la mencionada individuación, similar a la ocurrida en el capitalismo, pero ahora sin la contraposición atomística entre individuos, porque se aplican la segunda y la tercera norma fundamentales de la Ética, para que dicha atomización sea superada en un nuevo individuo universal y cósmico. Tal individuo es la persona que ve la libertad de las demás como la prolongación de su propia libertad (como ya lo proponía Marx), estableciendo una relación de mutua afirmación con l@s demás en el contexto de la comunidad de la que hacen parte (desde el ámbito familiar hasta la Humanidad entera), y que ama/respeta a la Madre Tierra y al Universo. Nótese que a la luz de Marx se supera la crítica capitalista acerca de que en el Comunismo se sobrepondría lo colectivo por sobre lo individual (objetivo que asumió explícitamente la pedagogía colectivista de Makarenko en tiempos de Stalin), pues lo que cabe y asumimos en perspectiva ecomunitarista es la apuesta al desarrollo de individuos universales amparados por la comunidad, en una nueva relación en la que queda superada la contradicción individuo-colectivo.

 

Así en el Ecomunitarismo se hace realidad el género humano como entidad real, en el contexto de la realización del principio rector del Ecomunitarismo que reza “De cada un@ según sus capacidades y a cada un@ según sus necesidades, respetando los equilibrios ecológicos y la interculturalidad”.

 

Pero hay que destacar que a la luz de las tres normas éticas básicas que fundamentan la propuesta y acción ecomunitarista, y que se aplicarían cotidianamente en el Ecomunitarismo, se supera la atomización individualista característica del capitalismo que también va más allá de la dimensión estrictamente económica.

Porque en base a la tercera de aquellas normas se supera la práctica de devastación y/o contaminación irreversible de la naturaleza humana y no humana que en el capitalismo es moneda corriente aplicando la lógica de obtener la mayor ganancia posible en el menor tiempo posible, sin respetar los tiempos de recuperación saludable de los humanos (castigados por enfermedades e incluso por una muerte prematura derivada del modo de vida/producción capitalista) y de la Naturaleza no humana (con tierras, aguas y aires hoy devastados o seriamente contaminados, y que sufre con la extinción creciente de numerosas especies).

 

Y también, reforzando y retomando prácticas comunitarias y solidarias que abarcan desde el universo familiar hasta la Humanidad entera (pasando por lo local, lo regional, lo nacional y lo continental, y en vivencias interculturales a cada uno de esos niveles) se supera el aislamiento de individuos indiferentes entre sí, propios del capitalismo; tan indiferentes entre sí que en las grandes ciudades nadie ayuda a nadie, y muchas veces ni mira a l@s dem@s; a esa actitud contribuye el mutuo aislamiento capitalista de las personas ante su TV (que en cada programa da lecciones de capitalismo), su computadora o su celular. Hay que notar que tal des-gregarización se expresa en el a-politicismo y en la pasividad histórica.

 

Para esas personas la Historia es algo que otros hacen, y pertenece a esos otros “la” política. Es en esas posturas donde anida el desinterés creciente por los ejercicios repetitivos de la seudodemocracia seudorrepresentativa capitalista, que lleva, por ejemplo, a que menos de la mitad de los electores acudan a votar en las elecciones presidenciales norteamericanas, y a que la propia clase política gobernante en Francia se inquiete por el futuro de las instituciones que manipula. Y en ese contexto también echa raíces la progresiva des-sindicalización entre los asalariados de muchos países (al tiempo en que las entidades patronales a nivel nacional y su cartelización mundial, por ejemplo la del “Club de los Bancos acreedores del Tercer Mundo” y el Foro de Davos mantienen y refuerzan su poderío). La política vigente en el capitalismo deberá ser sustituida por la Política ecomunitarista de tod@s (basada preferencialmente en la democracia directa).

Los individuos de los que venimos hablando son en buena proporción, y esto es un desafío mayor para la lucha ecomunitarista, individuos cobardes ante cualquier instancia de poder. Si la manifestación de tal cobardía ante el “jefe” en el lugar de trabajo es una vivencia que los humoristas satirizan con gusto (muchas veces sin sospechar que la misma se encuadra en última instancia en las características del trabajo alienado vigente en el capitalismo), otras instancias de tal manifestación no son muy propicias a que se las trate con humor o se las “folklorise”. Me refiero a las manifestaciones cotidianas de cobardía que apoyan por acción u omisión las más brutales formas de opresión y autoritarismo. (La mayoría de la población alemana apoyó a Hitler hasta el fin del III Reich).

Si antes se decía con tono despectivo de alguien: “lo único que lo mueve es el bolsillo”, ahora hay que decir que a la vista de nuevas masacres protagonizadas por la aniquilación de derechos laborales, sociales e (inter)culturales llevada a cabo por el neoliberalismo y la ultraderecha, hay ciertas mayorías (también en Nuestramérica)  que ni siquiera por su bolsillo son capaces de moverse. Y lo curioso es que no se mueven, aunque los autores de tales políticas fueron elegidos con los votos de una mayoría relativa que hace parte de esas mayorías, en relación a la cual las promesas de priorizar la atención gubernamental en las esferas del empleo, la salud, la educación y la vivienda se transformaron en la práctica en sus contrarios. Todo sucede como si la indiferencia hacia los otros hubiera sido introyectada por esa mayoría como una increíble indiferencia cobarde hacía sí; y, como el avestruz de los dibujos, al verse en peligro, en vez de luchar, esconde la cabeza debajo de la tierra. Sin duda debe haber en la cobardía de esas mayorías un singular proceso de regresión digno de estudio por los especialistas por cuanto es sabido que los niños tienen un comportamiento semejante a dicho avestruz cuando enfrentados a un peligro se tapan los ojos, creyendo sin duda que tal ceguera de su parte en relación a la amenaza redundará en la salvación respecto de esa misma amenaza, quizá por el hecho de creer que al no verla también se hacen de ella invisibles, y, por tanto, inatacables.

 

Ahora bien, confirmando y ampliando la posibilidad de violencia entre los oprimidos que ya denunciaba Paulo Freire en su “Pedagogia do Oprimido”, hoy asistimos a una orgía de tal violencia motivada especialmente por el racismo ante la migración, y por el tráfico y el consumo de drogas ilícitas, que son un gran negocio capitalista (junto al comercio de las armas y el de algunas drogas “lícitas”, como el alcohol).

Lejos de contrariar la cobardía antes descripta, el odio fanático y violento con el que vastos grupos se oponen a otros en el contexto inter-comunitario, no hace sino confirmar aquella cobardía. Lo más probable es que la gran mayoría de los integrantes de esos grupos prefieren y anhelan la convivencia pacífica. Pero su cobardía le impide a cada uno en su bando contrariar la voluntad guerrera de los líderes de turno. En ese contexto los “ricos” EEUU y la “rica” Europa se cerraron a siete llaves para impedir la entrada en su territorio de los hambrientos que su propia política secular empuja hacia afuera del llamado Tercer Mundo, robado, empobrecido, desestructurado y enfermado por las políticas coloniales y neocoloniales yanquis y europeas. Baluartes de la muralla que EEUU y esa Europa yerguen a toda prisa en nombre de la civilización occidental y cristiana lo constituyen una abigarrada variedad de grupos y grupejos racistas, supremacistas y a veces abiertamente neonazis.

 

Para superar con acciones de coraje colectivo comunitario y solidariamente la actitud aislacionista-individualista y cobarde que hemos reseñado, la propuesta ecomunitarista defiende que se usen, además de los mecanismos de la educación formal y no formal tradicionales, los recursos tecnológicos facilitados por internet, para reforzar o crear Redes de interacciones comunitarias solidarias de carácter intercultural (desde lo local a lo planetario). Es también por medio de tales Redes que de preferencia presencialmente y, si eso no fuera posible, a distancia, deben circular con perspectiva ecomunitarista no solo las informaciones generadas en cada nudo de la Red, sino también los debates horizontales y simétricos que constituyen parte fundamental de la Política de tod@s, incluyendo los volcados a la construcción y/o  progresivo reforzamiento de una economía ecológica y sin patrones, y el intercambio y goce intercultural de las artes en sus más diversas manifestaciones. Así esas Redes son instrumentos y partes del gran Bloque que la lucha ecomunitarista en Abya Yala  busca coligar para hacer posible el desplazamiento de los capitalistas de todas las funciones decisorias en todas las instancias [económica, ambiental, educacional (en los planos formal y no formal), política, militar, comunicacional, estética, religiosa, etc.] y que aspira a incluir a las comunidades indígenas (que traen la herencia del Buen Vivir, precapitalista pero/y con proyección poscapitalista, amante y respetuoso de la Madre Tierra), l@s campesin@s y pequeñ@s productoras-es familiares de la agropecuaria sostenible,  l@s asalariad@s, l@s desemplead@s/marginad@s, las llamadas “minorías” (que a veces son mayorías a nivel global o localmente, como ocurre, respectivamente, con las mujeres, incluyendo a las organizadas en colectivos feministas con vocación poscapitalista,  y las comunidades y movimientos negros), las verdaderas cooperativas y demás instancias asociativas comunitarias (por ejemplo, sindicales, vecinales o de los movimientos ambientalistas con vocación poscapitalista) que tratan de aplicar ya dentro del capitalismo las tres normas fundamentales de la Ética, l@s educadoras-es que ya dentro del capitalismo tratan de abrir horizontes ecomunitaristas, tanto en las instancias de la educación formal (desde las escuelas hasta las Universidades) y/o en la educación ecomunitarista comunitaria no formal (y en esta última ubicamos también la tarea de l@s comunicadoras-es que asuman la perspectiva poscapitalista), y las organizaciones populares de autodefensa (más o menos armadas, según las opciones y las posibilidades), que van abriendo camino para la construcción de las Milicias Populares de integración voluntaria y rotativa, que en el poscapitalismo, y mientras se haga necesaria la existencia de cuerpos armados, habrán de sustituir los cuerpos policiales y militares que hoy están al servicio de los capitalistas. Esas Milicias deben empezar a actuar desde ahora, para proteger a las comunidades populares de los ataques del Estado “oficial” capitalista y de las bandas del narcotráfico y del crimen organizado (dos grandes negocios capitalistas), que causan abundantes muertes y enfermedades en dichas comunidades. Y hay que registrar, para reforzar la necesidad de la autodefensa popular, que un fenómeno que ha venido creciendo en Nuestramérica es el de la mistura entre el Estado “oficial” y dichas bandas, para constituir Narcoestados o Crimestados, o por lo menos instancias estatales capitalistas que usan a dichas bandas para atacar a las fuerzas con vocación poscapitalista y a las comunidades populares.  

 

La relación individuo-comunidad en el intento de construcción del poscapitalismo en un país entero: revisitando críticamente al Che

 

La Conquista exterminó en Cuba a las comunidades indígenas organizadas. Tras la importación de esclavos florece en Cuba una cultura afrocubana que se expresa en cultos religiosos y algunas costumbres, pero que en 1959 no marcaba a la sociedad con núcleos afrocubanos autónomos (como ocurrió, por ejemplo, en los “quilombos” de Brasil). Así, cuando en 1965 el Che escribe el ensayo “El socialismo y el hombre en Cuba” (dirigiéndose a Carlos Quijano, Director del semanario uruguayo “Marcha”), aborda la relación individuo-comunidad en el proceso de construcción del socialismo cubano desde una óptica “blanca”. Porque si había conocido a la cultura indígena sudamericana en sendos periplos juveniles (en los que quizá también se cruzó con afrolatinoamericanos), el Che, descendiente de europeos por parte de sus dos progenitores, enfoca la cuestión que aquí nos ocupa a partir de sus lecturas de Marx y de lo que conocía de los países que entonces decían que estaban construyendo el socialismo en distintas latitudes.

En el citado ensayo dice el Che: “Intentaré ahora definir al individuo, actor de ese extraño y apasionante drama que es la construcción del socialismo, en su doble condición de ser único y miembro de la comunidad. Creo que lo más sencillo es reconocer su cualidad de no hecho, de producto no acabado. Las taras del pasado se trasladan al presente en la conciencia individual y hay que hacer un trabajo continuo para erradicarlas. El proceso es doble, por un lado, actúa la sociedad con su educación directa e indirecta, por otro, el individuo se somete a un proceso consciente de autoeducación” (p. 371).   

Y más adelante, explicando ese trabajo dirá, tras referirse al capitalismo y a otras experiencias socialistas: “En nuestro caso la educación directa adquiere una importancia mucho mayor...Se ejerce a través del aparato educativo del Estado en función de la cultura general, técnica e ideológica, por medio de organizaciones tales como el Ministerio de Educación y el aparato de divulgación del Partido. La educación prende en las masas y la nueva actitud preconizada tiende a convertirse en hábito; la masa la va haciendo suya y presiona a quienes no se han educado todavía. Esta es la forma indirecta de educar a las masas, tan poderosa como aquella otra. Pero el proceso es consciente; el individuo recibe continuamente el impacto del nuevo poder social y percibe que no está completamente adecuado a él. Bajo el influjo de la presión que supone la educación indirecta, trata de acomodarse a una situación que siente justa y cuya propia falta de desarrollo le ha impedido de hacerlo hasta ahora. Se autoeduca” (p. 373).

 

Por nuestra parte creemos que esta teoría y práctica resumida así por el Che merece reparos y complementos desde las visiones de Freud y de Paulo Freire.

El primero consideró que la maduración del individuo como tal supone la conquista por el Yo de espacios dominados por el Super-yo y por el Ello. Así postuló que el propósito del psicoanálisis es “fortalecer el Yo, hacerlo más independiente del Super-yo, ampliar su campo de percepción y desarrollar su organización, de manera que pueda apropiarse nuevas partes del Ello. Donde era Ello, ha de ser Yo” (Freud, Psicoanálisis 4 – División de la personalidad, en Obras Completas, Ed. 1968, vol. II, p. 916).  

 

Ahora bien, si, como se sabe, el Ello reúne los espacios del inconsciente interior, hacen parte del Super-yo todas las instancias que desde afuera “presionan” (para usar un término utilizado por el Che) al Yo de cada individuo; en él se encuadra la presión que sobre él ejercen, por ejemplo, las acciones citadas por el Che, como las del Ministerio de Educación, el Partido y la propia “masa” (expresión que ya dijimos que no consideramos apropiada por su connotación despersonalizante). Ahora, ante esas presiones el Che reivindica la importancia de la autoeducación por parte del individuo, para que el proceso de adaptación y construcción individual al nuevo orden con intenciones poscapitalistas sea “consciente”.

 

Y en este punto cabe que nos apoyemos en Paulo Freire, quien en su propuesta de “pedagogía problematizadora” defendió la tesis de que nadie educa a nadie ni nadie se educa a sí mismo, sino que los seres humanos se educan mutuamente mediatizados por el mundo. Tal coeducación no es otra cosa –dijo Freire- que el proceso de conscientización compuesto por dos caras de una misma moneda: el desvelamiento crítico de las opresiones existentes en la sociedad y la acción transformadora de la misma rumbo a un orden social sin opresores ni oprimidos. 

 

Las contribuciones de Freud y Freire nos parecen de capital importancia para que el proceso de construcción del poscapitalismo permita y favorezca efectivamente la emergencia de un individuo que conscientemente (y no por presiones exteriores) se articula a los demás para caminar rumbo a la libre asociación de los productores libres (como definió Marx al Comunismo).

Y reforzamos esta idea pues cuando durante tres años a mediados de los años 1970 Cuba nos acogió solidariamente en períodos de duras dictaduras en el Conosur, y tuvimos la oportunidad de compartir labores con l@s cuban@s (en especial en la industria de la construcción y en los barriales Comités de Defensa de la Revolución), observamos comportamientos que parecían derivados de la preponderancia de un nuevo Super-yo represivo (ahora supuestamente socialista, que sustituía al anterior Super-yo capitalista), y no de opciones individuales libres. Nos referimos al hecho de que tanto la participación por parte de algunas personas en los trabajos voluntarios que ocupaban las horas de las mañanas de los domingos como la concurrencia a las actividades de los CDR (por ejemplo, recuperar en el barrio envases de vidrio para su reutilización o reciclaje, o embellecer con jardines las cuadras del barrio) o a los actos en la Plaza de la Revolución,  me parecían ser, no el fruto de una libre adhesión, sino lo que convenía hacer a los ojos de los demás (en función, por ejemplo, de posteriormente poder integrar la lista de quienes por sus méritos podrían recibir el nombramiento para algún cargo remunerado y/o el derecho a comprar algunos de los escasos electrodomésticos disponibles para la venta a los particulares). Si mi impresión era verdadera resultaría que se estarían creando así, bajo el peso de un nuevo Super-yo, generaciones de hipócritas (movidos por intereses nunca confesados), y no los “seres humanos nuevos” preconizados por el Che. En el primer trimestre de 2024 por boca de cubanos revolucionarios me llegan las infelices noticias de que en la Isla hoy no son pocos (incluso entre algunas personas con cargos intermedios de dirección) los que en público repiten el discurso socialista “oficial” pero lo desmienten en privado, y/o quienes practican el robo y/o el mercado ilegal u otras actividades ilícitas (es cierto que acicateados por la falta o escasez de bienes y servicios básicos del día a día, que la Revolución ya debería haber logrado proveer, a pesar del criminal e inhumano Bloqueo de la que es víctima desde hace seis décadas), y que en ese contexto son numeros@s  l@s jóvenes que se van del país por haber perdido la esperanza de que el mismo pueda brindarles un Buen Vivir.

 

Y en relación a la contribución de Paulo Freire, cabe la pregunta de si, a partir de las acciones del Ministerio de Educación y del Partido, citadas por el Che, no predominó en Cuba, ya desde los tiempos del Che,  una nueva educación “bancaria” en el decir de Freire (supuestamente marxista-leninista-socialista, pero incompatible con el socialismo conducente al Comunismo, a la luz de la caracterización marxiana de este último, que antes hemos citado); en dicha pseudoeducación el educador “baja” verticalmente los contenidos hacia el educando y espera y exige que el mismo los repita sin ningún análisis crítico. Por el contrario, en la siempre transformadora/revolucionaria educación “problematizadora” postulada por el autor de la “Pedagogia do oprimido”, educador y educando redescubren/reconstruyen críticamente los contenidos, en un proceso que también educa al propio educador, y hace de éste y del educando sujetos permanentemente transformadores de la realidad socioambiental. La pedagogía problematizadora es indispensable para el proceso de coeducación sin fin orientado hacia el Ecomunitarismo (que incluye la libre adopción de la frugalidad ecológica voluntaria, según lo estipulado por la primera y la tercera norma fundamentales de la Ética, que nunca debe confundirse con una frugalidad impuesta y rayana con la miserabilidad, eternizada a raíz de la falta o escasez crónica de bienes y servicios básicos para el día a día de un Buen Vivir).        

 

 

Bibliografía

 

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Imagen: Versión de @colectivofilopoiesis mediante IA "Dall-E" y Chat GPT 4o


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