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HAMBRE

19/05/2020


Lo sabíamos. La palabra hambre sobre el edificio de la Telefónica transforma lo visible en símbolo. Es solo luz sobre un edificio de telecomunicaciones. Lo real del hambre, y la ineptitud de la clase política. Se puede reprimir la rabia, pero no el hambre. El trabajo de arte público que ha desarrollado el colectivo delight_lab ha sido fundamental en la instalación de palabras comunes. Son palabras que golpean, sin concesiones. Son hitos de nuestra cartografía lingüística. Primero el estallido social, ahora la experiencia pandémica. Palabras-nombres, que quedan espacializándose por una ciudad ausente y por las redes sociales (este espacio por ejemplo que por extensión permite la configuración de nuevas escalas de convivencias); palabras-signos de una ciudad cooptada, encerrada en sí misma por la cuarentena. Un nuevo monumento sobre el Monumento de Baquedano. Porque un monumento no es una cosa sino un lugar. El lugar del hambre se instala en el vacío de la Plaza Dignidad. Un hambre de luz que no se desvanece. Porque lo sabemos, la maldición de las imágenes es desvanecerse. El peligro de las imágenes es permanecer (Martín Hopenhaym).

 

Foto entregada por el autor desde cuenta @Delight_lab_oficial

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