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l.aura

LA CUARENTENA

«Las cosas vienen por sí mismas a nosotros,

deseosas de transformarse en símbolos».

Friedrich Nietzsche

El símbolo del número cuarenta es muy interesante. La cuarentena es un arquetipo de nuestro inconsciente colectivo humano que, cuando emerge a la realidad es tiempo de hacerlo consciente con la finalidad de organizar nuestro interior para el autoconocimiento: el fin último de nuestras existencias. Y me refiero a "la cuarentena elegida", o lo que la religión entiende como la cuaresma. Cuando es obligada, o manipulada, deja de ser un acto libertario para convertirse en un triste arresto domiciliario.

Los números, aunque, a priori, creamos que son exclusivos de las sumas, restas o divisiones, contienen lo sagrado. La vida está hecha de números. Sin ellos no estaríamos aquí. Nos refieren una cantidad, pero también, una cualidad. En la astrología, nos encontramos con que un alma, según la hora, día y coordenadas planetarias, estará predispuesta a que le sucedan determinadas vivencias. A veces creo que nuestra existencia es como un bus que pasa por determinadas estaciones que son inevitables, porque no las elegimos. Estas estaciones, ahí estaban, mucho antes que lleguemos al andén. Esas paradas son críticas, y necesarias; sin ellas, ¿cómo podremos alcanzar nuestro destino? Los números serían aquel bus que nos ha tocado por sorteo, o por herencia. Son cartas que ha barajado el universo. Ya luego, aparecerán nuestras libertades: la manera propia de jugar la partida.

La cualidad del número cuarenta es la retirada, que no significa esperar. Mientras que la espera nos mantiene con la misma actitud que venimos tomando, la retirada nos prepara para superar la prueba. Los obstáculos que, hasta ese momento, nos llegaban, no podrán ser vencidos con la misma mentalidad que los ha originado. Se necesita, por tanto, de un reset; el cual aquietará al cuerpo, pero no a la mente.

Pueblos tan distantes del planeta giraron alrededor de este arquetipo. El diluvio universal, por ejemplo, duró cuarenta días. O la épica acadia de Gilgamesh, que, al caso, se trata de lo mismo. Moisés, a los cuarenta años es llamado por Dios y permanece en la cima del monte Sinaí durante cuarenta días. Las tribus de Israel fueron condenadas a vagar cuarenta años entre desierto y desierto. Jesús, supera las tentaciones durante otros cuarenta días y otras cuarenta noches, y después de su resurrección, necesita cuarenta días para su ascensión al Cielo. Buda se ilumina a los cuarenta y nueve días. Él y Mahoma comienzan a predicar a los cuarenta años. Esta edad es muy especial; famosa por la crisis de los cuarenta. ¿Crisis? ¿He dicho eso? Y puedo seguir, hay más: Según muchas tradiciones, el difunto tarda cuarenta días en liberarse de su estado físico. Tribus africanas practican sus funerales durante este tiempo. Para los budistas, el oído es el último sentido que se retira, y por ello, los maestros, durante cuarenta días, le recitan al alma El libro tibetano de los muertos. El caso es: ¿significará algo? Intuyo que esta cuarentena estaba predestinada en la numerología de nuestro planeta. Tampoco es casual que haya caído en el año 2020 (que suma 4) y, en plena Cuaresma.

Durante la Cuaresma es propicio suspender todas las actividades de ocio. Es un momento de recogimiento necesario para la resurrección que se da con la semana santa. Y esto no es exclusivo del cristianismo. La religión lo extrae de nuestras creencias paganas, siempre en contacto con la naturaleza. Por eso digo que es un arquetipo inherente a la humanidad, necesario para nuestra evolución.

Tendrán tantos significados ocultos los números que el mismo IChing está compuesto de ellos. Los hexagramas, también, son arquetipos. No me parece nada casual que el treinta y nueve sea el impedimento. Es muy oportuno que el número anterior al cuarenta ya nos recomiende la retirada.

«Las dificultades y los obstáculos arrojan al hombre de vuelta hacia sí mismo. Mientras el hombre común busca la culpa afuera y acusa a su destino, el noble busca la falla en sí mismo y en virtud de ese ensimismamiento, el impedimento externo se transforma para él en motivo de formación y enriquecimiento interior».

Hexagrama 39 del IChing.

El hexagrama cuarenta es la liberación. Esto, siempre, mientras que el arquetipo sea superado. Su dictamen aconseja el regreso, la retirada con respecto a ciertos vínculos y la acción en el debido momento.

( Imagen enviada por autora)


Y podemos seguir en nuestro recorrido a lo largo del mundo alrededor del cuarenta. Así llegamos al eneagrama sufista (siendo el sufismo el costado esotérico y místico del islam) que viene a simbolizar el cambio cíclico que existe en todas las cosas. Es una geometría sagrada que anida una importante simbología:

El círculo está compuesto por 360 grados y simboliza la totalidad. Los puntos que lo segmentan, abarcan del uno al nueve, siendo el nueve el último estadio. Si dividimos los trescientos sesenta por los nueve números, nos dará cuarenta, que son los 40 grados que existen entre un elemento y el otro. Por tanto, el cuarenta representa el salto entre estado y estado, donde lo que fue, ya no será; pero, para ello, es propicia la retirada.

 


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