Reseña escrita por Eloísa de Castro
*Poetas Inversos: En referencia al título del poemario de mi amigo Ramón Torres “Inverso”, recientemente publicado.
Orden
de átomos
y núcleos diminutos
que se integran,
existen
entre
de electrones
cuyas cargas negativas
se repelen
son vida
en medio del caos.
Protones y neutrones
que gravitan sin rumbo
al no existir en común.
(Ramón Torres Galarza)
Con estos versos nos envuelve Ramón Torres, poeta y artista ecuatoriano al que tengo gran cariño y admiración. En este número, sin duda muy especial por muchas razones, he querido conectar con artistas que están “más allá del charco”, debido a una sencilla razón: y es que, con la astronomía hemos descubierto que estamos conectados de alguna manera en sintonía con el cosmos, un pensamiento reflejado ya en la filosofía helenística de Epicuro por los siglos antes de Cristo. Y más curioso es aun que, dos ciudades como Quito y Burgos estén a un solo “clic” para conversar sobre el universo y todos los cuerpos que habitan en él.
Pero se trata no solo de una conexión espacial, sino también temporal, dada la gran conexión que tiene Ramón con los pueblos y sus creencias, sus saberes… su historia. Su gente, parte fundamental en su día a día, tienen cabida en su poesía en la que construye un puente entre la tradición y la actualidad como si de un viaje astral se tratase.
El corazón del agujero ¿negro?
Solemos pensar en la astronomía como aquella ciencia que estudia los astros y sus movimientos, dimensiones, su historia, pero siempre enfocándonos al campo científico, lo que está muy bien, pero, ¿y qué pasa con nuestra conexión humana, esencialmente hablando? Hay diversas maneras de entender el espacio que nos rodea, de estudiarlo, de intentar resolver todas las incógnitas que él contiene, y para ello tenemos a la ciencia. ¡Ah, pero esa es la meta final!, lo interesante también sucede en el camino, que como dijo otro conocido poeta “se hace al andar”.
Ramón, en este caso, ha bosquejado en mitad del caos para hablarnos de la energía que puede llegar a tener el ser humano cuando se hace la gran pregunta ¿hacia dónde vamos? Si has leído detenidamente este fragmento, te habrás dado cuenta de que los conceptos que utiliza son totalmente científicos. Y sí, pasa una cosa muy curiosa, y es que muchos científicos y científicas empiezan sus carreras siendo poetas, y el motivo es el siguiente: en toda persona científica o astrónoma se esconde un artista que trascienda de su mundanidad para dejarse llevar por las imágenes que nos ofrece nuestro cielo.
En la ciencia no se trata solamente de descubrir, eso ya hemos dicho que es la meta, sino de crear nuevas técnicas y con ello nuevos modelos de estudio sobre lo que nos tiene “flotando” en mitad de “la nada”. Es ahí, precisamente, el punto álgido donde astronomía, pensamiento, sentimientos y, por qué no decirlo, la fantasía misma, se juntan en forma de poesía para dar forma a eso que llamamos Universo. Somos, como nos cuenta Ramón, un conjunto de átomos vagando por la nada en lo que en filosofía solemos denominar los contrarios: el Bien y el Mal, lo Positivo y lo Negativo; la Luz y la Oscuridad, el Amor y el Odio… Chocamos constantemente y a su vez estamos en calma, ¿por el efecto de la gravedad tal vez?
No le faltaba razón a Epicuro cuando afirmaba su tesis sobre el movimiento de los átomos, en cuyo azar se unen y desunen formando diversas formas y cuerpos, pero lo que parece más asombrante de todo ello, es que el cosmos está impulsado por una carga negativa que impulsa a la formación de la vida, ¿no es este movimiento, como si de un ajedrez se tratase, el que realizan los famosos agujeros negros? Algo tan desconocido, curioso, oscuro, que sin embargo consigue atrapar toda la luz que vaga por el Universo y, por supuesto, se toman la libertad de coger.
La ciencia en todo este asunto tiene mucho que decir, puede expresar en términos numéricos la velocidad de la luz a la que viajamos realmente, puede decirnos con exactitud cuándo habrá precipitaciones, eclipses o tormentas de Sol… pero, ¿cómo expresamos lo que supone para nosotros, seres humanos, un eclipse?, ¿con qué lenguaje? Más arriba te he dado la respuesta. Querida persona lectora, es el momento de poner los puntos sobre la mesa y decir muy claramente que, si la filosofía es la madre de todas las ciencias, la poesía es el lenguaje que expresa aquello que la ciencia no puede expresar: los sentimientos. Son dos lenguajes diferentes dentro de un mismo núcleo, como un sistema solar formado.
25 de Agosto de 2021
Publicación original en Revista de Astronomía ANALEMMA: https://www.astroburgos.org/media/ufeldxh2/analemma-n%C2%BA11-octubre-2022.pdf
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