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RESEÑA DEL LIBRO “ESTUDIOS INTERCULTURALES DESDE EL SUR. PROCESOS, DEBATES, PROPUESTAS”

Reseña escrita por Sirio López Velasco


Este libro de gran actualidad se compone de una introducción y cuatro partes que abordan, sucesivamente, la necesidad de los estudios interculturales (en especial desde las experiencias vividas en Wallmapu), la interculturalidad en contexto, algunas reflexiones lingüísticas y comunicacionales, algunos análisis históricos sobre la interculturalidad y las relaciones interétnicas, y un esbozo de las nuevas interculturalidades. Así se leen en sus páginas desde una panorámica de la opresión colonial y monocultural en la América Latina del tiempo de los Austria, hasta problematizaciones y propuestas relativas al actual momento que vive Chile al sabor del palpitante proceso constituyente con vocación pluri e intercultural. Un denominador común en todos sus capítulos lo constituye el afán de trascender el modismo supuestamente intercultural que se acomoda al capitalismo globalizado y no toma posición sobre las opresiones (neo)coloniales articuladas con el neoliberalismo. En ese contexto me detendré en estas líneas en el texto del Prof. Dr. Ricardo Salas Astrain, agregando al fin breves tópicos del intercambio de ideas que hemos mantenido a raíz de ese escrito (y en el que razono desde mi propuesta ecomunitarista).


Como dice Salas, su trabajo “defiende la pertinencia del planteo intercultural/decolonial para dar cuenta de las heterogéneas dinámicas de resistencias y de descolonización epistémica que operan en medio de conflictos ligados a los contextos interétnicos, y que permiten dar cuenta de algunos de los conflictos existentes actualmente en y más allá del Wallmapu”. Y agrega que esas ideas “se enmarcan en una línea de investigación interdisciplinaria propuesta en vistas de hacer avances en una epistemología contextualizada basada en la búsqueda de reconocimientos y de justicia entre saberes que son parte de la teoría crítica contemporánea europea y del pensamiento crítico latinoamericano...” Y destaca finalmente que considera “que el sentido ético-político de tales investigaciones interdisciplinarias, generan convergencias con una filosofía social y política cosmopolita”, enfocando de frente “los graves problemas de estos territorios interétnicos, marcados por el despojo, la violencia y el racismo en aumento creciente en un mundo global”. Salas revisita resumida y críticamente diversas variantes de las propuestas interculturales, destacando su proximidad con la desarrollada por Raúl Fornet Betancourt.


Y en sus palabras finales, que intitula “Filosofía política y diálogo de saberes situados”, nos dice en primer lugar que hay y debe haber “un lazo...entre los procesos reflexivos y críticos del diálogo de saberes con sus implicancias en una filosofía política intercultural”; en segundo lugar destaca en ese contexto “ las luchas de las minorías en contra de los ‘cercos cognoscitivos’ de la modalidad tecnocientífica de las ciencias y de las instituciones del conocimiento en la modernidad”; luego llama la atención sobre el marco político interpretativo en el que “ muchos investigadores jóvenes y estudiantes.....intentan generar cruces basados en estos diálogos de saberes y superación de las injusticias cognitivas”, que “desafían a generar estas propuestas inter y multidisciplinarias”; todo ello al tiempo en el que “las reiteradas movilizaciones indígenas que resisten a la creciente des-regulación normativa y a la pendiente violentista del estado neoliberal, ponen de nuevo en evidencia la reflexión acerca de las experiencias de injusticias sufridas a nivel personal y comunitario”.


Y remata diciendo que “Lo definitivamente nuevo que abre esta situación de la una epistemología contextualizada y para concluir, es cómo se enfrentan los desafíos de una ecología de saberes en las instituciones de investigaciones que basan sus competencias y prestigios simbólicos en el saber derivado de la racionalidad moderna y en sus lógicas de poder inherentes”. Y concluye como sigue: “En síntesis, proseguimos recorriendo el camino que ofrece una filosofía inspirada en el diálogo intercultural como una vía larga para resolver las diferencias. Y, por cierto, consideramos que esta noción no es exclusivamente epistémica, sino que es de carácter ético-política y no tiene ninguna relación con la ideología del dialogismo mal entendido. Por ello, lo hemos entendido como aquél que no se precipita, superficial y rápidamente, a una conciliación apresurada para anular las diferencias entre los registros discursivos (sostener que existen las mismas reglas universales para todos los discursos), ni tampoco el tipo de diálogo que se cierra a reconocer las dificultades efectivas existentes en la comunicación entre seres humanos que han conformado diferentemente sus mundos de vida (sostener que las reglas de los registros discursivos son todas diferentes). Este diálogo plantea una modalidad más paciente, para entender a los otros desde las propias articulaciones discursivas, lo que implica sostener que, para alcanzar las razones de los otros existe siempre una mediación de la articulación de los registros en que se conforman los sujetos”.


Desde la óptica ecomunitarista le he manifestado a Salas que el diálogo con las culturas indígenas (que nos iluminan con su poderoso y omniabarcante modelo de vida ecológico basado en la concepción-vivencia de la Pacha Mama) debe ser crítico, pues también en ellas afloran claros rasgos etnocéntricos, dominadores y machistas. Esa aproximación no obsecuente (en el que cada cultura debe estar dispuesta a enseñar, pero también a aprender de las otras, sin jamás asumirse como “La” cultura) se debe expresar, por ejemplo, en el rechazo de la reivindicación simplista que pide que todos los territorios que otrora fueron indígenas les sean devueltos a esos pueblos; porque hay muchos no indígenas que desde hace siglos viven en esos territorios, y lo que cabe es expropiar a los latifundios (que implementan el modo de producción capitalista en sus formas ganaderas y/o de megacultivos forestales u otros y/o mineradoras y/o de pesca o piscicultura no sostenibles), para destinar esas tierras a comunidades/cooperativas indígenas y no indígenas que las preserven y regeneren al tiempo en que las usufructúan solidariamente para el desarrollo integral de cada persona. (Ello supone la elaboración intercultural consensual del debido Plan de Producción-Distribución-Consumo y de Redistribución Territorial y Demográfica). Esa transformación hace parte del proceso de constitución real del género humano como una familia que supera los conflictos de forma dialogada y solidaria. Nótese que en óptica ecomunitarista no hemos recurrido al concepto de “justicia”, sino al horizonte-guía formulado en la idea que reza “de cada uno según su capacidad y a cada uno según su necesidad, respetando los equilibrios ecológicos y la interculturalidad" (entendiendo que son legítimas sólo aquellas necesidades compatibles con las 3 normas éticas fundamentales).


El actual movimiento social transformador y el proceso constituyente en Chile (que se dan en y contra de las dificultades y los desafíos políticos concretos del diálogo intercultural en un contexto político de opresión neo-colonial y monocultural) iluminarán a las y los investigadoras/res que han producido este importante libro y a otros de parecida sensibilidad y similar abordaje teórico, con su rica experiencia de éxitos, limitaciones y fracasos en la búsqueda de un nuevo país basado en la interculturalidad solidaria (ojalá que con rumbo ecomunitarista). Es de esperar que en la acción transformadora y en la reflexión y orientación teórica sobre y hacia la misma, pueda ser fructífera en el presente y en el futuro la convergencia entre la perspectiva intercultural y la propuesta ecomunitarista (que también tiene a la interculturalidad entre una de sus dimensiones), no sólo en Chile, sino también en Abya Yala (y, por qué no, en el resto del mundo).




Varios autores, Ed. Ariadna, Santiago de Chile, 2021



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