Deambulando voy, medio taciturno.
Con la mirada perdida en el mundo de las mil direcciones, teniendo la sonrisa apagada, o mejor dicho, caminando sin sonrisas, por la senda sin destino.
Aun siendo de día, siento las miradas esquivas de las estrellas, miradas que se opacan por las grises nubes que turban mi pensar sin dejarme actuar.
El mundo pasa ante mi, con la velocidad de un pestañar.
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